El próximo 14 de octubre, más de un elector desinformado creerá estar votando por un hombre, aunque la apariencia del postulante en cuestión indique lo contrario. La lista Rosario por una Igualdad Social, uno de los sublemas del Partido Justicialista que participa en la elección para renovar el Concejo Municipal, lleva en segundo lugar a Roberto Ortega, quien a pesar de que para la ley es hombre eligió llamarse Tatiana.
Tatiana es travesti y en las próximas elecciones rosarinas será parte de la oferta electoral. Pese a que puede imaginarse que no serán pocos sus detractores, no tendría impedimentos legales para presentarse como candidato a concejal, ya que cualquier ciudadano mayor de 21 años que tenga una residencia de al menos dos años en la ciudad se encuentra en condiciones de representar a la población desde una banca en el Palacio Vasallo.
No son pocos los ejemplos de candidatos extrapartidarios, con reconocidas trayectorias en el campo de la música o el deporte, en la búsqueda por captar aquellos votos perdidos ante el avance del descreimiento en la clase política. De esta manera, el próximo 14 de octubre Oscar Poppy Larrauri, en Rosario, y Soledad Silveyra, Antonio Rattín, Susana Rinaldi, Norman Brisky y Héctor Bidonde, en Buenos Aires, serán algunos de los nombres que irán mezclados en las listas de postulantes con candidatos de extracción partidaria. Sin embargo, el caso de Tatiana es diferente: si bien no tiene una carrera política ni tampoco cuenta con un nombre reconocido, constituye un hecho único en la historia electoral.
Elección sexual
Tatiana se convirtió en el primer travesti en graduarse en la Universidad Nacional de Rosario. Pese a que en diciembre de 1997 le faltaban dos materias para convertirse en psicóloga, participó de la fiesta de colación junto a sus compañeros y luego le contó a La Capital acerca de los problemas que le ocasionó su elección sexual durante sus días de estudiante.
"Durante el cursado tuve que dar explicaciones de por qué estudiaba en la Universidad, discutir con profesores por el nombre -dado que la llamaban por su identidad masculina- y encima enfrentar a ochenta compañeros de curso que rechazan mi condición de travesti", aseguró, además de señalar que en reiteradas oportunidades no recibió el mismo trato que el resto de sus compañeros. No obstante, luchó contra la discriminación para finalmente lograr su título.
Hoy, Tatiana se enfrenta a un nuevo desafío: buscar un lugar en el Concejo. Sin embargo, las motivaciones probablemente sean similares a las que la llevaron a cursar una carrera universitaria. "El espacio de las minorías es acotado, pero el hecho de que me pueda graduar de psicóloga implica que la gente entienda que un travesti no es alguien que trabaja en la calle, sino que convive con sus afectos y puede estudiar como cualquier otra persona", sentenciaba Tatiana.
Una persona normal
Bajo su apariencia de mujer, vestida con ropa discreta y muy poco maquillaje, Tatiana aseguraba que no era un caso atípico y que su objetivo era similar al de muchas personas: constituir una familia. También aclaraba que solamente se hizo las lolas y que no se sometería a una operación de cambio de sexo: "Me siento cómoda con mis genitales", argumentaba.
Si bien en las listas oficializadas ante la Secretaría Electoral figura como Héctor Ortega, su nombre es Roberto, pero sólo acepta que la llamen Tatiana porque considera que su verdadera identidad es femenina.
El próximo lunes empezará a transitar su carrera política, pero aún falta la prueba de fuego: el 14 de octubre los rosarinos decidirán si los representará desde una banca del Palacio Vasallo. Algo es seguro: desde hoy, la noticia sacudirá a las redacciones de todo el país.
La Ciudad
