La mujer embarazada infectada por el sida puede transmitir el virus al bebé durante el embarazo, parto o la lactancia. Mediante un diagnóstico y tratamiento temprano, la madre puede evitar el contagio. Sin embargo, esto que constituye una de las tantas formas de prevenir la propagación de la enfermedad, no es advertida como tal por hombres y mujeres entre 19 y 45 años. Esto fue confirmado a partir de una encuesta realizada por Lusida en las ciudades de Rosario, Córdoba y el gran Buenos Aires.
Motivados por esta realidad, el Ministerio de Salud de la Nación -a través del proyecto Lusida- lanzó la segunda etapa de la campaña masiva nacional de prevención del VIH/Sida (durante este mes y el próximo), destinada a promover la prevención de la transmisión madre-hijo en la población de mujeres en edad fértil, entre 15 y 35 años.
La doctora Mabel Bianco, coordinadora ejecutiva del proyecto Lusida, en diálogo con La Capital, adelantó los resultados de la encuesta, de la que participaron 900 personas, jóvenes y adultos, en el gran Buenos Aires, Córdoba y Rosario. Al respecto dijo que "tanto hombres como mujeres jóvenes desconocen la posibilidad de transmisión de madre a hijo" (sólo un 3% la mencionó), y entre los que la conocían, "el 1% no sabía que se puede prevenir".
Mayoritariamente se encuestaron hombres y mujeres entre 19 y 45 años, (60%). En cuanto al sexo, la cantidad fue pareja y alrededor del 70% correspondió a sectores socioeconómicos medios y de bajos ingresos.
Bajo el lema "Si ya sabés hacelo", esta primera campaña masiva de prevención enfatiza que no sólo es imprescindible conocer las formas de transmisión del virus, sino también es necesario actuar en consecuencia.
Además de esta etapa donde el mensaje subraya la transmisión vertical, la anterior enfocó la toma de conciencia en los jóvenes, y la tercera y última (entre los meses de noviembre y diciembre) profundizará la información sobre el contagio por vía sexual y consumo de drogas endovenosas.
Transmisión al bebé
La transmisión madre-hijo puede ocurrir durante el embarazo, en el momento del parto y durante la lactancia. La mayoría de los contagios ocurren durante el parto. "Sólo existe posibilidad de transmisión cuando la madre está infectada. Si en cambio, el papá es el infectado, no hay riesgos para el bebé", aclaró la doctora Bianco.
"En los casos de parejas discordantes (un infectado y el otro no), es importante plantearse la necesidad del uso del preservativo durante las relaciones sexuales", agregó la especialista.
Cuando esas parejas deciden tener un hijo, deben saber que no todos nacerán infectados. "Alrededor de un tercio (35-40%) de los nacidos contrae la infección. Lo importante es que con la detección del virus durante el primer trimestre del embarazo, y el tratamiento posterior de la futura madre, es posible reducir a cero la posibilidad de transmisión", dijo.
Por el contrario, si la embarazada detecta la infección tardíamente, el tratamiento será por menos tiempo y no será tan alta la eficacia de la prevención. A pesar de ello, sea cual fuere el momento de la gestación, es fundamental detectar la infección. Para ello es importante que la embarazada concurra precozmente a la consulta prenatal y si no le ofrecen el test para VIH, lo pida. El examen debe contar con el consentimiento de la mujer.
En caso de nacer sin el virus, igualmente el niño debe continuar con el tratamiento durante los primeros meses de vida, y luego mantener un control en los siguientes 18 meses. Además, se recomienda a las embarazadas con VIH que no amamanten, porque la leche materna también es un vehículo de transmisión de la infección.
El éxito de las terapias contra el VIH derivó en la proliferación de parejas serodiscordantes interesadas en concebir.
A pesar de la carga moral que rodea este tema, surgió una técnica de lavado de semen para garantizar la procreación sin riesgos, en caso de que el hombre sea portador del virus. "La técnica es muy costosa y no está accesible en todos los servicios, por lo que no se puede generalizar", advirtió la doctora Bianco.
El recurso, disponible desde hace más de quince años, permite preparar el semen eliminando todos aquellos elementos no necesarios en la fecundación, y además seleccionar y concentrar los espermatozoides de buena movilidad. Existen, no obstante, opiniones encontradas acerca de la eliminación total de la carga viral en el semen, ya que la indetectibilidad, al igual que en la sangre, no implica necesariamente ausencia.
El lavado de esperma es un proceso que separa a los espermatozoides del líquido seminal. Esta técnica es utilizada habitualmente en las clínicas de fertilización asistida, así como en los bancos de semen, para garantizar la selección de espermatozoides saludables y activos para inseminación. Sin embargo, su utilización en parejas serodiscordantes es reciente. "Las mujeres que deseen tener hijos y vivan ellas y/o sus parejas con el VIH, tienen derecho a la maternidad/paternidad. Sólo es necesario que consulten con el médico y hagan los controles y el tratamiento preventivo", cerró la doctora Bianco.