Argentina tiene poco espacio de maniobra y debe lograr un déficit fiscal cero si quiere superar su aguda crisis financiera, dijo ayer el saliente subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Stanley Fischer. "No veo que este programa deje mucho espacio", dijo Fischer a la prensa en relación a la ampliación por 8.000 millones de dólares ofrecida la semana pasada por el FMI a condición de que Argentina adopte plenamente su plan Déficit Cero. El segundo hombre del FMI, quien se retira esta semana después de siete años de codirigir el organismo internacional, reconoció que el plan de austeridad argentino es tan drástico que ni el Fondo "hubiera tenido el coraje de pedirlo". No obstante, se negó a declarar si ésta era la última oportunidad de Argentina para evitar el descalabro financiero. "No quiero especular sobre eso", afirmó en rueda de prensa, y retrucó: "La pregunta es si se puede volver a crecer y cuándo". Fischer dijo que "todo el mundo quiere ver si pueden implementar el déficit cero, y el gobierno argentino parece muy decidido", dijo Fischer sobre las posibilidades de éxito. "Si ellos pueden lograr el déficit cero entonces la dinámica de la deuda empieza a verse muy distinta, y esa es la diferencia clave: este es un cambio argentino, y no austeridad impuesta por el FMI sobre Argentina", agregó Fischer. Unos 3.000 millones de dólares de la nueva ayuda serán usados para facilitar operaciones voluntarias de canje o recompra de deuda. Fischer dijo que Argentina necesitará más recursos de otras fuentes para llevar a cabo nuevos canjes de deuda. "Necesitarán más de lo que nosotros estamos dando, pero estamos dando algo como señal de que nosotros pensamos que esto es una buena idea y que queremos ser creativos en un momento en hay tanto énfasis en la carga de la deuda", dijo. Fischer admitió que el blindaje acordado en diciembre tenía un fallo: el FMI permitió un aumento moderado en el déficit, pero Argentina no pudo controlar el gasto en el primer trimestre. Ese incumplimiento fue "una de las grandes decepciones en las relaciones entre el Fondo y Argentina".
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