Los delincuentes rosarinos recurren a métodos cada vez más originales para lograr adueñarse de lo ajeno. Es así como los motociclistas se convirtieron en resignados testigos de una práctica en ascenso: el robo de motos con posterior pedido de rescate. Si el pago se hace rápido, la moto aparece velozmente y "sin un rasguño", pero si la entrega del dinero se demora o no conforma a los ladrones, el desafortunado propietario sólo se queda con el recuerdo de los buenos momentos sobre su rodado. La práctica es conocida en el ambiente, pero hasta ahora preferían las tipo enduro. La novedad: buscan las de colección.
"Desde hace unos tres años a esta parte, el robo de motos con pedido de rescate está cada vez peor", señaló el presidente del grupo Custom, Eduardo Barrile. La entidad nuclea a 40 motociclistas rosarinos fanáticos de los rodados tipo "choperas o americanas", como las clásicas Harley Davidson.
Precisamente en este grupo de motoqueros, que suele reunirse en tradicionales bares de la ciudad y se caracteriza por realizar campañas de bien público y donaciones, la novedosa modalidad delictiva pegó fuerte en los últimos tiempos. Tan así es que en sólo un mes les robaron las motos a tres integrantes del Custom, tal cual lo relataron.
Pero en el ambiente del motociclismo, la ingeniosa práctica de robo no sorprende demasiado. Es más, los dueños de estos modelos "clásicos e inconfundibles" saben que a los "tres o cuatro días" de la desaparición, sonará el teléfono con la oferta que les permitirá recuperar su moto o perderla para siempre.
La oferta, el pago y la entrega
Al más puro estilo secuestro extorsivo, la metodología utilizada por los delincuentes sigue pasos bien establecidos. "A los tres días de que te mataron (sic) la moto te llaman por teléfono y te dicen que la tienen, pero si la querés volver a ver, tenés que pagar", contó el vocero de los motoqueros.
Si la víctima accede y acepta las condiciones, entonces habrá que pautar el lugar del encuentro y la devolución de la moto rehén. Generalmente se establece un lugar para la entrega de dinero y contra reembolso, el negociador revela el sitio donde el rodado espera por su dueño.
Pero hay algo más. Si el damnificado accede y paga el rescate solicitado (generalmente entre 1.500 y 3.000 pesos) la moto aparece "sin un rasguño", pero si el monto abonado es menor que las pretensiones de los motosecuestradores, el rodado vuelve con algunos faltantes: "A un muchacho le pidieron un rescate de dos lucas, buscó la plata por todos lados pero no llegó y tuvo que darles menos", recordó Barrille. Su relato culminó con un pormenorizado detalle de cómo volvió finalmente la moto secuestrada a las manos de su dueño. "No tenía frenos, cuentakilómetros, asiento, cachas ni farol", subrayó.
Es tal el robo de motos que no son muchos los seguros que lo cubren. "Generalmente no se aseguran por robo, y si se lo hace, son seguros muy costosos", explicaron desde una aseguradora.
Así las cosas, las tradicionales "choperas o americanas" se convierten en botines por demás de tentadores para los delincuentes.
Pero según admitieron en el mundo motoquero, las más buscadas suelen ser las motos tipo enduro, que "les permiten a los delincuentes poder robar carteras o maletines en la calle y escapar con mayor velocidad".
Esa falta de reacción era la que venía resguardando de los robos a las tipo Custom. Pero ahora estas motos son las más buscadas para poder pedir rescate por ellas. "Son modelos clásicos y tienen mucho valor afectivo", admiten los integrantes del grupo Custom.
Una rápida y efectiva acción
La metodología utilizada para robar la moto suele ser rápida y efectiva. "Le clavan una tijera en el arranque, giran, destraban y la ponen en marcha", explicó Barrile. A renglón seguido, recomendó el uso de "una buena linga" para evitar disgustos y subrayó que "la policía tendría que contar con más medios para prevenir el delito, porque ellos hacen lo que pueden, con lo que tienen".
En fin, novedosas prácticas delictivas que el desempleo no ha hecho más que acrecentar. Hasta ayer, los Custom no las padecían, pero hoy ya son una moneda corriente.
La Ciudad
