Año CXXXIV
 Nº 49.220
Rosario,
domingo  26 de
agosto de 2001
Min 14º
Máx 20º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Entrevista con el economista del Papa
Stefano Zamagni: "La crisis puede golpear al Primer Mundo"
El referente económico del Vaticano expuso los riesgos que puede traer el "neocolonialismo" y dio alternativas para que la Argentina salga a flote

Sandra Cicaré

La globalización fue borrando las fronteras de los países y si bien algunos elogian sus efectos benéficos y celebran la universalidad de la información de la mano de las nuevas tecnologías también están quienes advierten sobre la amenaza que representa para los países dependientes quedar a la cola de las decisiones que toman globalmente los estados más poderosos.
"La globalización podría convertirse en forma de neocolonialismo", advirtió el Papa Juan Pablo II en abril de este año y abrió el debate sobre la unidireccionalidad de las reglas económicas a las que se someten a los países emergentes y ponen en peligro la democracia. "Cuando un grupo como el G8 fija reglas económicas que incluyen a otros estados y éstos no participan en la toma de decisiones se habla de neocolonialismo", confesó el economista ligado al Vaticano Stefano Zamagni.
De visita en Rosario para dictar un seminario denominado "Humanizar la globalización: y los prerrequisitos para evitar la exclusión", que organizó la Cámara de Comercio Italiana, el profesor de la Universidad de Bologna y de varias casas de estudios de Estados Unidos y además ex miembro del Consejo Pontificio de Justicia y Paz, revisó junto a La Capital los pilares del capitalismo y sus nuevas expresiones y arriesgó una receta sobre cómo la Argentina puede salir de la crisis.
"Las decisiones que tomó el gobierno argentino -como los planes de competitividad o el déficit cero- son necesarios pero no suficientes", explicó Zamagni y advirtió que "se están cometiendo los errores de los últimos treinta años", al tomar medidas de coyuntura y no estructurales. "La Argentina tiene que diversificar la producción, porque está al nivel de un país africano y eso es un escándalo", cuestionó.
Este es parte del diálogo con el "economista del Papa".
-El Papa Juan Pablo II advirtió que la globalización podría convertirse en una nueva forma de colonialismo ¿A qué se refería?
-El se refería a la globalización como una posible forma de neocolonialismo. Porque el colonialismo fue una forma de explotación directa por parte de algunos países en relación a otros y la forma más grave de esta explotación fue la fase de la esclavitud, por lo tanto, hoy no se puede hablar más de colonialismo en ese sentido. El Papa usó la expresión neocolonialismo para significar a todas esas reglas económicas que son decididas por sujetos estatales o no estatales y cuyos efectos recaen sobre los otros países. Cuando se establece una regla, cualquiera sea, la regla tiene que ser el fruto de un proceso de decisional del cual participan todos aquellos que serán afectados por ella. Pero si un grupo de países fija reglas de juego económico que incluyen también a otros países y estos otros no participan en los procesos de decisión, se habla de neocolonialismo. Algunos han hablado de un déficit de democracia debido justamente a esta circunstancia.
-Las diferencias entre países dependientes y dominantes crece en la globalización. ¿Cómo se revierte esto?
-Hay dos vías para evitar el neocolonialismo. Una es aquella que los países dominantes se vuelvan tan sabios y tan buenos que puedan comprender que ésta no es una forma inteligente de actuar. Sabemos que este camino presupone una condición que en la realidad no se da, porque sino no estaríamos hablando de esto. Hay una segunda vía que consiste en hacer comprender a los gobernantes de los países avanzados que también es de su interés ampliar la red de la globalización para que pueda incluir a todos los países. Habría que lograr explicar que esta situación actual implica un peligro, que es el de una inestabilidad financiera y económica permanente que puede golpear la base del bienestar de los países avanzados.
-La necesidad de tomar estas medidas ¿pone en cuestión la eficiencia del sistema capitalista?
-Cuando se habla de capitalismo hay que saber que se habla de un sistema que no es inmutable. El capitalismo es un sistema de orden económico y social que tiene como característica la continua mutabilidad y una adaptabilidad. Por lo tanto no se puede hablar de capitalismo, hay que calificarlo. El del 1800 no es igual al de 1900 y el capitalismo de tipo democrático tampoco es como el liberal. Hablar de capitalismo sin calificarlo sólo sirve para crear confusión. Este es un sistema basado en ciertos principios que permanecen iguales, pero la forma de aplicar estos principios depende de las elecciones políticas y de la sociedad civil, que puede plasmarlo de uno u otro modo. Un ejemplo es China donde conviven un sistema dictatorial, un partido único y una economía de mercado. La diversidad de los modelos depende de las matrices culturales. Echarle la culpa de todo al capitalismo sólo sirve para legitimizar la pereza mental, hay que indicar un modelo alternativo. Nunca escuché hablar tan mal del capitalismo como acá. Antes que decirle no al capitalismo hay que decir cuáles elementos del sistema no van bien y modificarlos. En Europa, con todos sus defectos, se está formando un modelo de estado social de bienestar que tiende a satisfacer las necesidades de la gente. No estoy diciendo que va todo bien, pero se vive mejor que en otra parte del mundo.

Análisis del ajuste argentino
-¿Qué opina del plan de ajuste que encaró el gobierno argentino?
-En general, nunca es oportuno que un extranjero haga juicios válidos en la casa de los demás, no es correcto. Lo que puedo decir desde afuera es que los procedimientos que se han tomado como el plan de competitividad o el déficit cero son procedimientos necesarios pero no suficientes. Lo que en Europa no logramos comprender es porqué el actual gobierno argentino hasta ahora se haya limitado solamente a procedimientos transitorios, para administrar la transición y salir de la emergencia. Digo esto porque la historia de la Argentina es rica de estos episodios. En 1991, hace diez años, estaban en una situación análoga. Se tomaron decisiones para salir de la crisis y esto tuvo éxito pero duró hasta el 95. Después volvieron nuevamente a la crisis. Esto porque en el 91 se tomaron medidas coyunturales y no estructurales. Hoy se está haciendo exactamente lo mismo.
-¿Cuáles serían estas medidas estructurales?
-Hay tres. La primera es la que tiende a diversificar la estructura de la oferta de exportación argentina. Cuando los economistas del mundo nos reunimos siempre nos preguntamos cómo en la Argentina no se logra comprender lo que está escrito en todos los libros de economía de todo el mundo. No es posible tener, como la Argentina, el 85% de la exportación concentrada en el sector de los cereales y agrocommodities. Es necesario diversificar. Aquí se puede hacer un parangón interesante con Australia. Hace diez años ese país estaba en la misma situación que Argentina, porque es un país que tiene características muy similares, con grandes territorios,agrícola- ganadero, etcétera. Pero el gobierno australiano comprendió y diversificó. Con esta estructura de oferta Argentina no puede competir en un mundo globalizado. Y esto no tiene nada que ver con una crisis financiera sino con la estructura de la economía. El primer paso a tomar en este momento es diversificar la estructura productiva. El segundo concierne a la investigación y el desarrollo. La Argentina está en una situación en que la nueva economía o la alta tecnología está completamente ausente, al nivel de un país africano. Y eso es un escándalo. En este país por cada millón de habitantes hay 600 investigadores en el campo científico y técnico. En Corea del Sur por cada millón de habitantes hay 2.400 investigadores. Si la Argentina pauperiza su propio capital humano, sus cerebros, esto es el final, pero no de la crisis porque ésta se va a superar, sino el final de una posibilidad de desarrollo.
-El gobierno está muy preocupado en solucionar la coyuntura y no invierte en cuestiones estructurales, al punto que la investigación no tiene financiamiento.
-Los procedimientos actuales son necesarios pero no suficientes. Se están repitiendo los errores de los últimos treinta años. Existe una crisis y se toman las decisiones para eso y no se piensa en el después. Un verdadero gobierno que tiene una capacidad de visión y que ejercite un liderazgo no debe ocuparse sólo de las crisis actuales, sino pensar en modificar estructuras que ante una sucesiva crisis no se puedan caer. Hay que saber dar el mensaje, comprender que no todas las normas o las reglas tienen un efecto inmediato. Aquí no existe ese mensaje. Muchos empresarios no saben qué hacer. El mensaje tendría que ser un plan plurianual en el cual se comience a reestructurar la oferta y se empiece hablar de reformas estructurales. Y también se puede decir "este plan lo vamos a poner en práctica dentro de un año, no enseguida porque no tenemos dinero", pero el efecto del anuncio es el de permitirle a las personas descontar sobre el futuro. Porque si yo se que dentro de un año sucederán ciertas cosas empiezo desde ahora a ponerme en funcionamiento. El tercer procedimiento y que no tendría costo, sería el de promulgar leyes de reforma para hacer despegar una nueva forma de empresas, que son las empresas sociales. Argentina no tiene una ley sobre esto.

La ayuda del Fondo Monetario
-¿Qué opina del plan de ajuste que encaró el gobierno argentino? \-En general, nunca es oportuno que un extranjero haga juicios válidos en la casa de los demás, no es correcto. Lo que puedo decir desde afuera es que los procedimientos que se han tomado como el plan de competitividad o el déficit cero son procedimientos necesarios pero no suficientes. Lo que en Europa no logramos comprender es porqué el actual gobierno argentino hasta ahora se haya limitado solamente a procedimientos transitorios, para administrar la transición y salir de la emergencia. Digo esto porque la historia de la Argentina es rica de estos episodios. En 1991, hace diez años, estaban en una situación análoga. Se tomaron decisiones para salir de la crisis y esto tuvo éxito pero duró hasta el 95. Después volvieron nuevamente a la crisis. Esto porque en el 91 se tomaron medidas coyunturales y no estructurales. Hoy se está haciendo exactamente lo mismo.
-¿Cuáles serían estas medidas estructurales? \-Hay tres. La primera es la que tiende a diversificar la estructura de la oferta de exportación argentina. Cuando los economistas del mundo nos reunimos siempre nos preguntamos cómo en la Argentina no se logra comprender lo que está escrito en todos los libros de economía de todo el mundo. No es posible tener, como la Argentina, el 85% de la exportación concentrada en el sector de los cereales y agrocommodities. Es necesario diversificar. Aquí se puede hacer un parangón interesante con Australia. Hace diez años ese país estaba en la misma situación que Argentina, porque es un país que tiene características muy similares, con grandes territorios,agrícola- ganadero, etcétera. Pero el gobierno australiano comprendió y diversificó. Con esta estructura de oferta Argentina no puede competir en un mundo globalizado. Y esto no tiene nada que ver con una crisis financiera sino con la estructura de la economía. El primer paso a tomar en este momento es diversificar la estructura productiva. El segundo concierne a la investigación y el desarrollo. La Argentina está en una situación en que la nueva economía o la alta tecnología está completamente ausente, al nivel de un país africano. Y eso es un escándalo. En este país por cada millón de habitantes hay 600 investigadores en el campo científico y técnico. En Corea del Sur por cada millón de habitantes hay 2.400 investigadores. Si la Argentina pauperiza su propio capital humano, sus cerebros, esto es el final, pero no de la crisis porque ésta se va a superar, sino el final de una posibilidad de desarrollo.
-El gobierno está muy preocupado en solucionar la coyuntura y no invierte en cuestiones estructurales, al punto que la investigación no tiene financiamiento.
-Los procedimientos actuales son necesarios pero no suficientes. Se están repitiendo los errores de los últimos treinta años. Existe una crisis y se toman las decisiones para eso y no se piensa en el después. Un verdadero gobierno que tiene una capacidad de visión y que ejercite un liderazgo no debe ocuparse sólo de las crisis actuales, sino pensar en modificar estructuras que ante una sucesiva crisis no se puedan caer. Hay que saber dar el mensaje, comprender que no todas las normas o las reglas tienen un efecto inmediato. Aquí no existe ese mensaje. Muchos empresarios no saben qué hacer. El mensaje tendría que ser un plan plurianual en el cual se comience a reestructurar la oferta y se empiece hablar de reformas estructurales. Y también se puede decir "este plan lo vamos a poner en práctica dentro de un año, no enseguida porque no tenemos dinero", pero el efecto del anuncio es el de permitirle a las personas descontar sobre el futuro. Porque si yo se que dentro de un año sucederán ciertas cosas empiezo desde ahora a ponerme en funcionamiento. El tercer procedimiento y que no tendría costo, sería el de promulgar leyes de reforma para hacer despegar una nueva forma de empresas, que son las empresas sociales. Argentina no tiene una ley sobre esto.



Para el economista, "el capitalismo no es inmutable".
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Empresas sociales, sustitutas del Estado ausente
Diario La Capital todos los derechos reservados