La Copa del Mundo se aproxima y con ello crece la pasión de los aficionados al fútbol. El encuentro comenzará el 31 de mayo del año próximo y tendrá como anfitriones a Corea del Sur y Japón, que combinaron sus esfuerzos para organizar la mayor fiesta deportiva del siglo XXI.
La competencia no está sólo dedicada a los simpatizantes del fútbol, sino a los ciudadanos de todas las naciones que cada cuatro años comparten la misma pasión. Pueblos enteros vibrarán con cada gol, se estremecerán en cada jugada de riesgo y delirarán ante la destreza de sus ídolos. En suma, durante los días del torneo el mundo entero se mece al ritmo de la pelota que no para de rodar.
Se estima que la Copa Corea Japón 2002 atraerá una audiencia de 4.100 millones de espectadores que la seguirán a través de todos los medios de comunicación posibles, desde la televisión a Internet.
Corea será la encargada de deleitar al mundo con una fastuosa ceremonia inaugural que se realizará en Seúl, el día de inicio de la competencia. Mientras que en Japón se hará la clausura del encuentro, tras disputarse el partido final, el 30 de junio en Yokohama.
Las ciudades coreanas sedes de la Copa del Mundo son Seúl, Incheon, Suwon, Daejeon, Daegu, Ulsan, Busan, Jeonju, Gwangju y Seogwipo.
Puntapié inicial en Seúl
Desde el inicio de la prosperidad económica en los años 60, Seúl se convirtió en una de las ciudades más importantes del mundo, con una población de más de 10 millones de habitantes. Allí históricos palacios y parques comparten el espacio con fascinantes rascacielos, en una sorprendente conjunción de pasado y presente.
En Seúl se dará el puntapié inicial de la competencia internacional, luego de la ceremonia inaugural. La intención de los organizadores es revivir la experiencia de los Juegos Olímpicos de 1988. El estadio destinado al torneo, con capacidad para 64.000 asientos, se encuentra a sólo 30 minutos del centro de la ciudad.
Entre las mayores atracciones turísticas de Seúl se destacan los palacios de la dinastía Joseon. Gyeongbokgung era el palacio principal y vale la pena visitarlo al igual que las murallas, fortalezas y templos que se levantan en el lugar. Formando un solo entorno con serenos jardines y parques, los palacios se ofrecen como espacios para disfrutar, gozar de la naturaleza y relajarse.
Cada fin de semana en el palacio de Deoksugung se recrean ceremonias tradicionales de siglos pasados. De modo similar al cambio de guardia londinense, los soldados vestidos de época ocupan su lugar en la puerta de Deoksugung ante los turistas que no paran de captar el momento con sus máquinas fotográficas.
Por su parte, Insa-dong (el callejón de María) propone un intrincado marco para la exploración. Allí funcionan numerosas tiendas de antigüedades y muebles, galerías de arte, cafeterías y hasta restaurantes alfombrados de césped para satisfacción de los interesados en las curiosidades.
Myong-dong es el distrito de la alta costura, el sitio óptimo para curiosear en sus escaparates las novedades en la confección de prendas. Visitantes de todas las nacionalidades invaden sus calles sensibles a las selecciones de ropa de vestir, artículos de piel, complementos y joyería e indumentaria deportiva.
Otras anfitrionas
Otra de las sedes será la ciudad de Incheon, que en la actualidad juega un papel vital en el desarrollo del comercio mundial. La isla de Wolmido abraza al puerto, y a lo largo de la costa, los visitantes encuentran múltiples cafés y clubes nocturnos. En este sitio el agua refleja las múltiples luces de neón, animando placenteras caminatas bajo la luna asiática.
Otra isla, Ganghwa-do, protege y despliega los restos históricos de la invasión mogol que tuvo lugar siglos atrás. Una significativa parte de la isla está sembrada de ginseng y existen varios dólmenes funerarios, uno de ellos excepcionalmente grande.
Allí también se encuentra el parque de atracciones de Songdo, equipado con todo tipo de instalaciones para la diversión: parque acuático, auditorio al aire libre y zoológico.
Suwon, otra de las ciudades anfitrionas, ostenta una importante actividad en agricultura y horticultura y sirve de base a modernas compañías del rubro electrónico.
Por su parte, la reconstruida fortaleza de Hwaseong merece su visita, ya que es un sitio emocionante que integra la prestigiosa lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad de la Unesco.
También la ciudad de Daejeon recibirá a la Copa del Mundo. Localizada en el corazón de Corea, en los últimos años se convirtió en un trascendente centro de educación, ciencia y tecnología, además de un nudo de comunicaciones básicos del país.
La ciudad invita a descubrir variados escenarios especiales. El parque de la ciencia de Gapcheon, el extenso balneario termal Yuseong Termas, el parque del lago de Daecheong y algunos bellos paisajes de montañas, entre otras atracciones.
Las termas de Yuseong son conocidas por su extraordinario poder curativo de enfermedades degenerativas debido a las partículas minerales que contienen sus aguas, entre ellas, el radio. El lugar se convirtió en uno de los mejores balnearios de Corea, equipado con hoteles, parque y baño termal, entre otros servicios.
Cercana a Daejeon se encuentran Buyeo y Gongju, capitales del antiguo reino Baekje, donde numerosos vestigios históricos de ese período se mantienen intactos.
Con 600.000 habitantes en el sudoeste de Corea, la ciudad de Jeonju tiene una historia de 1300 años para compartir con los turistas. Sus habitantes son considerados excepcionalmente cálidos y hospitalarios, y la urbe ofrece una importante variedad gastronómica, destacándose el típico bibimbap.
Entre sus atractivos turísticos, Jeonju posee el parque de Deokjin y su lago con maravillosas flores de loto, el Museo Nacional, el museo del Papel de Hansol y el poblado Hanok.
La ciudad está rodeada de preciosas montañas como Deogyusan (Parque Nacional) y Maisan (Parque Provincial). El complejo turístico de Muju, en el monte Deogyusan, es el mayor centro lúdico y deportivo de Asia, con un hotel familiar de lujo y 30 pistas de esquí.
Gwangju es la mayor ciudad de la parte sudoccidental de la península y la quinta más grande de Corea, con una población de 1.300.000 habitantes. Esta sede mundialista fue desde siempre un centro artístico de primer orden, donde la cultura se remonta a tiempos ancestrales. Durante largo tiempo fue hogar de sabios y eminentes artistas y escritores coreanos. En ella tuvieron origen estilos musicales, gastronómicos, culturales y del ámbito de la moda.
El monte Mudeungsan es el corazón de Gwangju. Está considerado como el pulmón de la ciudad y el lugar de descanso y confort de sus habitantes. En tanto, en las proximidades se encuentran los montes Jirisan y Wolchulsan y una gran cantidad de templos budistas, muchos milenarios.
Cerámicas, antigüedades, objetos de arte y decoración se exhiben a lo largo de la Calle de los Artesanos, merecedora de una visita tanto como el lago Gwangjuho, en las cercanías de la ciudad.
Otra de las sedes será la ciudad de Daegu, con una población de 2.500.000 habitantes y una marcada raíz budista. Es conocida por su industria textil, que constituye la principal actividad económica de la región.
El monte Palgongsan, ubicado en la región ha sido considerado sagrado desde la antigüedad. Esparcidos por sus valles es posible encontrar templos milenarios como Donghwasa y Pagyesa, y un gran número de estatuas de Buda, pagodas e imágenes excavadas en laderas rocosas.
La ciudad de Ulsan, también anfitriona, es el emporio de la industria coreana (construcción naval, automotriz y petroquímica). A sólo 30 minutos del centro se encuentra Gyeongju, la mayor atracción histórica de Corea. Fue la capital del reino Silla y allí perduran bien conservadas antiguas construcciones, entre ellas el templo Bulguksa, la gruta Seokguram y un observatorio astronómico que se yergue desde hace 1300 años.
Los visitantes de los espectaculares vestigios de Gyeongju se detienen a observar las esculturas talladas en piedra y otros restos arqueológicos del paleolítico, junto a un inmenso campo sembrado de huellas de dinosaurios.
La región cuenta con numerosas cuevas, como las de las amatistas. Además los Alpes de Yeongnam agrupan una extensa zona de enorme belleza paisajística que incluye los montes Gajisan y Sinbulsan.
Segunda ciudad de Corea, con una población de alrededor de cuatro millones de personas, Busan cuenta con el mayor puerto de mar del país, líder en el rubro comercial. Desde la Torre de Busan los visitantes pueden gozar de una estremecedora visión de la ciudad y los imponentes muelles. Dos populares playas se emplazan en los alrededores para placer de los veraneantes.
Esta región es conocida por los bellos paisajes costeros y pintorescos escenarios naturales. La calle Gwangbok-dong es el epicentro de la actividad urbana. Desde el área portuaria parten cruceros accesibles que llegan a las islas vecinas.
Vale la pena visitar el Parque de Taejongdae, ubicado en una serie de colinas densamente arboladas que presentan curiosos taludes y acantilados que caen sobre el mar desde una altura de 150 metros.
En el extremo sur de Jeju-do, la mayor isla de Corea, se encuentra Seogwipo, una ciudad con 85.000 habitantes que goza de un clima templado todo el año. La sede mundialista tiene en el complejo turístico de Jungmun uno de los principales atractivos. El lugar dispone de campo de golf, jardín botánico, entretenimientos y parque oceanográfico. En el botánico Yeomiji existen más de 2.000 especies de plantas exóticas.
La región posee un museo folclórico y bonitas cascadas como Cheonjeyon, conocida como "el baño de los siete ángeles".
La isla permite nadar en sus cálidas playas, practicar buceo, jugar al golf y hasta observar la magnificencia de las profundidades desde los ventanas de un confortable submarino.
Uno de los símbolos imperecederos de la isla son los Dolharubang, los "abuelos de piedra", que pueden ser vistos desde todas partes en Jeju. Se trata de estatuas realizadas en lava negra que tienen la forma de un amable viejecito, antiguamente considerado deidad protectora, y que hoy es foco obligado de las cámaras fotográficas de los turistas.
Falta menos de un año para que la pelota comience a rodar y con ella el sentimiento de los pueblos que participarán de la contienda mundial a través de sus seleccionados. Nuestro combinado fue uno de los primeros en obtener el pasaje a Oriente y así se renueva la ilusión nacional de ser nuevamente los mejores. Ojalá la gloria se pinte otra vez de celeste y blanco. El sueño ya está en marcha.