Año CXXXIV
 Nº 49.220
Rosario,
domingo  26 de
agosto de 2001
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Nueva York en otoño
Esta temporada neoyorquina ofrece espectáculos musicales, exposiciones de arte y paseos en yate

Sonia Lucía Díaz

Nueva York no es una, sino muchas ciudades. Comunidades, lenguas, colores, arquitectura, costumbres, riqueza y poderes hacen que valga la pena visitarla y el otoño es una buena época para hacerlo. Con una temperatura media de 20 y largos días soleados llega el rojo anaranjado del otoño al Central Park. Entre las calles 59 y 79 están los sitios más atractivos del parque: lagos artificiales, elegantes puentes y arcos.
Todos los sábados de otoño se pueden apreciar competencias náuticas en el Conservatory Water. Además es posible disfrutar en las quince frondosas hectáreas de senderos y arroyos de El Ramble, del canto de más de 250 especies de aves que hacen de este paso migratorio del Atlántico un oasis de la vertiginosa ciudad.
Para quienes gustan del fútbol americano el mes próximo comienza la temporada con un encuentro entre los Jets y los Giants, en el Giants Stadium. Y si está en los planes visitar el Empire State Building, símbolo de la ciudad, es necesario saber que además del observatorio, vale la pena dedicarle un momento al vestíbulo de mármol de la Quinta Avenida. En sus escaparates se puede observar hasta el 19 de noviembre una exhibición de arte con las obras de Esther Lebekoff.
A mediados de setiembre y hasta comienzos de octubre tiene lugar el New York Film Festival, en el Lincoln Center, con una variada exhibición de películas estadounidenses y films de arte extranjeros. Es una buena oportunidad para visitar este elegante complejo que reúne la danza, la música y el teatro y disfrutar de un café en lo alto del hall de la Metropolitan Opera House, observando las estupendas vistas de la plaza.
Uno de los maravillosos espectáculos gratuitos que ofrece la ciudad consiste en sentarse en la plazoleta, con el sol otoñal resaltando los colores de los gigantescos Chagall que cuelgan frente a los ventanales de la Opera y oír a los estudiantes de la Julliard School of Music, que ensayan con sus instrumentos.
La temporada de teatro de Broadway se inicia también en otoño. Durante más de cien años Broadway se mantuvo como el centro del escenario teatral de Estados Unidos y diariamente alrededor de 40 teatros y gran cantidad de shows off Broadway, brindan a los espectadores vibrantes emociones. Por la noche la llamada Gran Vía Blanca ilumina el espíritu y estimula la imaginación.
El lugar donde pasea, compra, come y duerme la gente más canchera de Manhattan es el Soho. No vale la pena trazarse un recorrido porque las galerías de arte, las casas de muebles, ropa usada, los depósitos reciclados y convertidos en lofts, las calles empedradas, los estudios, la arquitectura y las boutiques, aparecen en el camino mientras uno vaga sin rumbo fijo.
Si está en los planes comer algo diferente y barato, el otoño permite pasar por Olive's o Dean & DeLuca, comprar un poco de la buena comida para llevar que allí se ofrece y elegir algunas de las perfectas plazas de los alrededores para un picnic urbano, mientras se lee un libro o mira un partido de street-basketball.
En el Soho nunca hay que dejar de mirar hacia el norte y hacia el sur, para captar el contraste: hacia el norte se ve a lo lejos el Chrysler Building acercándose al cielo con su cúpula que semeja un radiador de auto antiguo y hacia el sur se pierde en Chinatown, en Canal St., una verdadera frontera.
Durante el mes próximo los importantes museos de la ciudad, además de sus colecciones permanentes, tienen algunas exhibiciones particulares. El Guggenheim Museum Soho ofrece hasta el 10 de noviembre una muestra de retratos de la artista japonesa Hiroshi Sigimoto. Se trata de fotografías de personajes pasados y presentes, en blanco y negro, captadas en diversos museos del mundo.
El American Museum of Natural History está presentando la muestra La Revolución del Genoma, una completa y comprensible exhibición jamás exhibida acerca de la revolución científica. Además, a partir del 8 del mes próximo, en el mismo museo se podrá visitar la muestra "Encuentro con Dios: elementos de la devoción hindú", que permitirá conocer costumbres, rituales y plegarias a través de más de 75 fotografías, videos, y exhibición de objetos.
Si la intención es escuchar al coro de Harlem, el domingo 30 del mes entrante a las 3 de la tarde, en St. John the Divine, harán un recital con artistas invitados. Además de recorrer este monumento gótico, entre el 12 y el 30 de setiembre, se puede visitar la exposición de pinturas y collage de Leonore Hughes. La artista combina imágenes de la cultura pop de Hollywood con materiales de la vida diaria para representar iconos religiosos.
Setiembre también es ideal para subirse a un yate y disfrutar del servicio de brunch o cena que ofrecen a bordo o simplemente tomar uno de los económicos transbordadores que salen de Battery Park y admirar desde el agua las espléndidas vistas de Manhattan, la estatua de la Libertad, los puentes y Govermors Islands.
Si la intención es aprovechar el paisaje otoñal camine unas pocas cuadras hasta Battery Park City, un barrio construido en el terreno sobrante del World Trade Center, cuyos verdaderos dueños de la escena son los patinadores.
Observándola se siente que la ciudad tiene una cultura que le es propia, que se manifiesta en la calle y como en casi ninguna otra urbe del mundo la gente se siente dueña.
Nueva York se nos aparece como una ciudad extrema, un montón de imágenes superpuestas en las que se mezcla la historia con las expectativas, el ruido de las generaciones pasadas con las necesidades de vuelo.



El Central Park, un sitio que no puede dejar de visitarse.
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