Año CXXXIV
 Nº 49.216
Rosario,
miércoles  22 de
agosto de 2001
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El uruguayo se presenta esta noche en el teatro Manuel de Lavardén
Jorge Drexler: "Ahora estamos llenos de ghetos musicales"
El músico dijo que argentinos y uruguayos habitan una zona de collage cultural

Marcelo Minichetti

El cantautor uruguayo Jorge Drexler actuará esta noche, a las 21.30, en el Teatro Manuel de Lavardén, Sarmiento y Mendoza. El artista radicado desde hace seis años en España brindará algunos temas que se incluyen en "Sea", su sexto álbum de reciente edición y canciones que integran su nutrido repertorio.
Ponderado por sus pares -León Gieco dijo que era el Caetano Veloso uruguayo, por ejemplo-, el artista, sin embargo, no cree todo lo que le dicen. Prefiere aclarar que empezó con la música de grande y que aún le resta mucho por aprender.
"Hay una especie de concepto que en el Uruguay hoy en día existe una raíz, una ética musical y hay como un mínimo de calidad y eso me enorgullece. Ojalá que estemos a la altura de esas expectativas", dijo con excesiva humildad en el diálogo que mantuvo con Escenario.
Tras recibirse de médico y ejercer como otorrinolaringólogo durante tres años, finalmente decidió especializarse en otras virtudes de la garganta humana, como el canto.
-¿Desde cuándo se dedica profesionalmente a la música?
-De la música estoy viviendo desde los 30 años; viviendo para la música desde los 5. Escribiendo canciones desde los 25 y haciendo discos desde los 27. Como verás, empecé todo bastante tarde.
-¿Tarde para quién?
-Para mí.
-Probablemente así evitó etapas de las que podría haberse arrepentido.
-Eso puede ser, pero en realidad, desde el 92, cuando saqué mi primer disco ("La luz que sabe robar"), en ese mismo año terminé Medicina y trabajé 3 años como médico. Todavía no tenía claro que en algún momento iba a vivir de la música. Más bien tenía claro que no (risas). Recién en el 95, cuando saqué mi segundo disco en Montevideo, todavía trabajando como médico, me fui a vivir a España y empecé a vivir full time de la música. Antes era una pasión de horas extra.
-¿Ser médico puede haber influido en su sensibilidad musical?
Yo creo que hay algo en común entre los dos trabajos que es la escucha. Ambas profesiones son de escucha: para dar hay que recibir algo antes y para decir se debe escuchar antes, y para entender hay que estar muy alerta.
-No es fácil imaginar a Daniel Viglietti cantando un tema suyo, ¿Cree que los músicos populares de su generación son menos prejuiciosos que los de hace 30 años?
-Yo sí me hago un Viglietti cantando un tema mío (risas). Ahora Jaime Roos acaba de grabar un tema mío, "No pienses de más". Es un enorme honor. Daniel (Viglietti), entre otras cosas, es un amigo personal. Los prejuicios son inherentes a todas las generaciones. Ahora estamos llenos de ghetos musicales, como el de la canción de autor, el hip hop, el de la música electrónica, el del rock and roll. Algunos no creemos en ese tipo de limitaciones y trabajamos con quien nos gusta, sin importar de dónde venga.
-Hay dos planos notables en su obra: un juglar cantando en uno y en el otro, sonidos muy eléctricos. ¿Qué valor le da a los recursos electrónicos para crear atmósferas?
-Eso: son mecanismos de puesta en escena. En vivo lo presentaremos a fin de año con mi banda. En estos recitales que estoy dando ahora voy a hacer un avance del disco tocando solo con mi guitarra. No es el sonido que presentaremos a fin de año cuando venga con mi banda. Me gusta hacer coincidir mundos diferentes.
-En su obra se perciben sonoridades que recuerdan a Leo Maslíah. ¿Qué opina de él?
-Soy un fanático de Leo, definitivamente. Soy un gran fan y perfectamente se puede haber colado algo de él en mi trabajo. La palabra genio la uso para pocas personas, una de ellas es Maslíah. No sé si es tan inexpresivo en la manera de cantar, pero soy de la escuela de la bossa nova donde el recurso anímico es muy económico. Me interesa decir mucho con poco.
-Sin embargo su estilo también tiene parentesco con el de Peyote Asesino.
-Bueno, ellos trabajan conmigo y yo los elegí para hacer el disco anterior y renové el vínculo para hacer este disco. Creo que hacemos un buen equipo. Somos dos polos opuestos que nos complementamos: ellos son el polo más energético y yo soy el polo más reflexivo y estoy encantado con el resultado.
-¿Cómo le cae que alguien lo considere como un nuevo Joaquín Sabina?
-No es cierto. Eso es porque me invitó Joaquín (Sabina) a ir a España. Cuando lo conocí no sabía mucho lo que hacía y no terminaba de gustarme del todo. Eramos como de palos muy diferentes. Después de conocerlo y ver la mecánica debo decir que cada día me gusta más lo que hace y considero que hoy en día es el mejor letrista de lengua castellana. Pero somos de tribus muy diferentes: a los dos nos gusta lo que hace el otro porque ninguno de los dos busca clones de sí mismos para expresar su afecto.
-¿El cantautor se abastece siempre de temas o cada tanto necesita hacer canciones de otros?
-En el último disco hay dos temas que son compartidos. La única vez que grabé algo que no era mío fue una vez que incluí un tema de Rubén Olivera en mi disco "Llueve". Me encanta hacer versiones, en vivo hago versiones de Zitarrosa, de Joao Gilberto, de Jaime Roos, de Caetano Veloso, de Fernando Cabrera. Cuando comencé a componer, mis propias canciones comenzaron a tomar por asalto el repertorio y ahora escribo tantas que me cuesta dejarlas afuera. Algún día haré un disco de versiones. Me encanta tocar canciones de otros; ayudan a definir el estilo interpretativo.
-¿Cree que los uruguayos son la reserva moral de los argentinos?
-Es un elogio desmedido. Antes que nada quiero dejar en claro que estoy muy contento y muy agradecido con la visión que encuentro en general de mi país. Uno dice: "Soy uruguayo y soy músico" y tiene el 50 por ciento del partido jugado y ganado. Hay una especie de concepto que en el Uruguay hay como una raíz musical, hay una ética musical y hay como un mínimo de calidad y eso me enorgullece. Ojalá que estemos a la altura de esas expectativas. Pero no quiero creer que de un lado no hay una altura ética y del otro lado sí. Me interesa el nexo cultural y cuando te alejás un poco de la región te das cuenta de que hay una homogeneidad que está por encima de cualquier otra cosa.
-¿Qué lo une con el folclore argentino?
-Yupanqui sobre todo. En mi opinión es el músico más importante que dio la región en los últimos años.
-En su disco se escuchan pinceladas de ritmos que remiten al folclore argentino.
-Hay temas que suenan a folclore cuyano. Soy una persona muy apasionada en la escucha musical y muy desordenado. Soy un amante de la música y muchas veces no sé con qué estoy trabajando. Apelo al desparpajo y a los recuerdos que tengo grabados. Hay cosas que no sé si son una chacarera, también pueden ser una cueca. El no saber no lo considero una virtud, me parece un defecto. Pero estoy siempre profundizando, tratando de saber más, no por el hecho académico de aprender sino porque saber más con el alma es tener mayor libertad.
-León Gieco sintetiza en la Argentina esa confluencia inexplicable de géneros músicales en sus temas.
-Estoy completamente de acuerdo contigo. Escuchando fragmentos de su disco nuevo me llamó la atención el collage. Somos habitantes de una zona de collage cultural, de collage político. Es una zona formada por retazos de muy diversos orígenes. Me encanta Gieco y me sorprende cada dos o tres años con su capacidad de reinventarse a sí mismo. Es como una esponja que absorbe todo.
-Usted dice en un tema que Uruguay es un campo al lado del mar. ¿"Sea", el nombre de su último disco, alude en inglés al mar de su país?
-(Risa) "Sea" es una actitud. Como que las cosas sigan su rumbo una vez que uno las pone en su cauce. Es la intención de no empujar el barquito de papel por el riachuelo.



Jorge Drexler interpretará temas de su nuevo CD.
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