La nostalgia es patrimonio de los vecinos de Puente Gallego. Con sólo hablar dos palabras con cualquiera de ellos, recuerdan "cuando la gente se bañaba en el Saladillo en lugar de La Florida", cuando "era un placer salir a la calle a mirar el verde del paisaje" o simplemente "respirar aire puro". Esto pasaba hace apenas seis años. El momento bisagra fue la llegada del relleno Gallego I, en donde afirman que "hasta se tiran residuos patológicos". Con la normativa 17.289 en la mano, el padre Claudio Castricone, de la parroquia San Vicente de Paul, exigió que se cumpla lo que dispuso el Concejo en el 99 y que la Municipalidad busque otro lugar para instalar los rellenos. "Ellos tiran la pelota para adelante, y mientras tanto nos siguen tirando la basura", dijo el sacerdote. Y agregó: "Salimos a la calle porque parece que es la única manera de que se haga oír nuestro reclamo".
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