Año CXXXIV
 Nº 49.214
Rosario,
lunes  20 de
agosto de 2001
Min 4º
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Los Genesio llegaron del Piemonte a fines del siglo XIX
Un encuentro familiar con más de 120 descendientes de italianos
Emoción. La sexta reunión convocó a gente del mismo apellido con evidentes diferencias generacionales

No son los Campanelli, aquella familia numerosa que se reunía alrededor de la mesa y hacían del almuerzo un espectáculo. Su apellido es Genesio, y conservan las raíces italianas al punto de ser capaces de organizar una megarreunión cada año en distintos puntos del país. La excusa es homenajear al más ilustre: el padre Miguel Genesio, de cuyo nacimiento se cumplen 104 años, y 38 de su muerte. Una vez más, ayer se reencontraron, algunos se conocieron, otros volvieron a mirarse a los ojos, pero todos charlaron. Sí, fundamentalmente hablaron.
El de ayer fue el sexto encuentro familiar que tuvo al sacerdote como como figura convocante, pero el festejo fue aún más allá: se están cumpliendo 115 años desde que los precursores de la familia pusieron un pie en Rosario, el 1º de octubre de 1886.
El salón de la Asociación Familia Piamontesa (Laprida y 3 de Febrero) estaba repleto de gente vinculada al mismo apellido: más de 120 personas que por primera vez se reunieron en Rosario. El año pasado se habían encontrado en Sacanta (Córdoba), donde se determinó el sitio elegido para el 2001.
Si bien había mucha gente, otra tanta debió desistir de venir por las condiciones climáticas y la distancia, aparte de la siempre presente crítica situación económica. Así y todo, hubo representantes de Capital Federal, Calchín, Las Varillas, Junín de los Andes, San Francisco y Zenón Pereyra, "la cuna de nuestras ramas", dijo el juez rosarino Ernesto Genesio, quien abundó en detalles e hizo memoria sobre los orígenes familiares. "Acá hay dos grandes ramas, una de ellas viene de Cavallermaggiore (pueblito de la piamontesa provincia de Cúneo, cerca de Turín) y la otra de Cherasco (sitio próximo al anterior).
Los detalles del encuentro no quedaron librados al azar. Cada miembro de los Genesio estaba ayer en sus respectivas mesas identificado con un corazón de distintos colores que, a su vez, tenía el nombre de la persona que lo portaba.
Globos, una torta bañada en crema blanca y una gigantografía en honor al padre Miguel decoraban el ambiente. "Fuimos invitados a comer en este lugar por las autoridades de la Familia Piamontesa debido al origen de los Genesio", dijo el magistrado, uno más de la populosa familia.
Sin dudas, dos de ellos se destacaron en el encuentro de ayer: Luca (un año y cinco meses), que pertenece a la sexta generación, y el más antiguo: Hidalgo Mateo, de 75 años, hombre de campo, nacido en San Francisco (Córdoba) y hoy jubilado. "De la descendencia de mi abuelo Mateo, soy el mayor", confesó nostálgico. En efecto, el papá de su padre llegó a los 16 años, en 1888.
Los encuentros de la familia suelen ser todos muy parecidos: están colmados de gente con costumbres bien tanas. Reina la camaradería y se dejan de lado ciertas miserias, ya que todos parecen quererse mucho: se respetan.
El papá de Luca dio un dato contundente: "Debo conocer sólo a diez u once de las personas que están acá", sostuvo, mientras comía platos que también dieron cuenta de la tradición italiana: ravioles de entrada, y pollo relleno con papas después.
Tras el almuerzo hubo un sorteo en el que entregaron regalos aportados por los organizadores de la fiesta, los Genesio rosarinos. También se leyó un poema de 1947 dedicado al padre Miguel, quien fuera rector de la basílica de Guadalupe, en Santa Fe.
El viaje relámpago de los no rosarinos fue fructífero. Hubo tiempo para charlar, refrescar la memoria y vislumbrar nuevas reuniones, como un modo de alegrar el espíritu. Si bien el primer encuentro fue el 22 de octubre de 1947, después se volvieron a ver las caras todos juntos en l997 y desde ese momento no pararon. Una manera de saberse unidos a pesar de la distancia.



Los Genesio viniveron a Rosario para el homenaje.
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