Año CXXXIV
 Nº 49.214
Rosario,
lunes  20 de
agosto de 2001
Min 4º
Máx 18º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





cartas
Perros, gatos y ¿pesticidas?

De a poco fue llegando la información, como un lento y desordenado goteo: que un perro muerto por aquí, que un gato intoxicado por allá. Pasan cosas, lamentablemente siempre algo puede ocurrir cuando están en la calle sin la protección de un dueño. Los veterinarios y los que estamos en la facultad sabemos que es más largo el listado de sucesos pocos felices que el de los buenos cuando no hay un control sobre los animales. No sólo estudiamos al respecto, muchas veces tenemos que atenderlos en consultorios particulares o en los de la cátedra de clínica de pequeños animales. Pero en los últimos días lo que al principio era un simple goteo terminó siendo un chaparrón sobre más de un barrio de Casilda. Habrá que estar alerta por si se ha tratado de envenenamiento. Más alerta aún, por si las intoxicaciones no hubieran sido una sumatoria casual: los cebos tradicionales para perros y gatos consisten en trozos de carne, grasas, embutidos, elementos que una persona (un niño, alguien hambriento) podría ingerir. Sea precavido: piense que el collar y la correa protegen, que la castración evita males mayores (evita el vagabundeo: su animal estará menos expuesto, habrán menos protestas de vecinos, menos crías callejeras que suelen terminar mal). Preste atención a su mascota: no reste importancia a temblores, descomposturas y otros signos inhabituales. Observe la vía pública (y hasta su jardín) en busca de elementos extraños. Recuerde los peligros. Tenga en cuenta que para su animal existe una profesión, y también hay una ley, para acudir si es necesario.
Laura Schiafino y V. Marro


Diario La Capital todos los derechos reservados