Mediante una red de evaluación de comportamiento fenológico de variedades de soja, Aapresid intenta explicar cómo se desarrolla esta oleaginosa en diferentes latitudes, para que los productores logren seleccionar los mejores materiales utilizables en cada situación y para cada campaña.
El proyecto se inició a mediados de octubre del año 2000 y tuvo un importante despliegue explicativo en una de las paradas de la última jornada "Un Productor en Acción", que se desarrolló en el establecimiento Las Acacias de Capitán Sarmiento.
Las principales conclusiones apuntan a las variedades precoces, que por su carácter de indeterminación sembradas hacia fines de octubre alcanzan un desarrollo vegetativo adecuado (no provocan vuelco) y, por sus características, desde diciembre comienzan a formar vainas y llenar granos aprovechando un período en el que se produce la mayor radiación solar que permite a las plantas transformar sus fotosintatos, logrando así mayor peso de 1000 granos.
Sin embargo, los técnicos del proyecto explicaron que lo ideal y aquello que tiene que comprender el productor agropecuario, se basa en generar una capacidad de análisis y observación para saber cómo adecuar los grupos de madurez para cada fecha de siembra.
No se puede utilizar una variedad para ser sembrada durante dos meses. La estrategia productiva pasa por comenzar con un grupo de madurez y seguir con otros que respondan de la mejor manera a medida que avanzan la siembra de octubre a noviembre, diciembre y así sucesivamente. Es decir, hay que trabajar para un objetivo que pasa por lograr un porte vegetativo de 1,10 a 1,30 metros; que no tenga vuelcos y evite todo tipo de problemas sanitarios.
Hacer el ajuste
Martín Ambrogio, especialista de Aapresid, considera que una buena técnica es comenzar con un grupo y cada 20 días ir cambiándolo para ajustar el desarrollo vegetativo de cada cultivo. El análisis alcanza a una zona muy productiva como los alrededores de Rosario. Ahora, cada campo tiene una historia aparte y no faltan aquellos que presentan un riesgo climático tan bajo como la nuestra, donde las estrategias apuntan principalmente a lograr la máxima productividad.
Para regiones de riesgos altos, lo ideal es distribuir el mismo corriendo el período crítico del cultivo en diferentes momentos durante el verano.
Cuando más riesgoso es el campo, mayor va a ser la distribución para cubrirlo. Una alternativa pasa por sembrar en una misma fecha con diferentes grupos de madurez. Es decir, suponiendo que se está a fines de octubre, se deberían poner variedades de grupos como los 3.8, 4.8; y los grupos 5 y 6. Todas van a florecer en distintos momentos del verano y, como consecuencia, contribuirán a evitar en cierto modo el alto riesgo climático.
Otra posibilidad puede darse si se siembra una misma variedad pero en distintos momentos (octubre, noviembre, diciembre) que también será más fácil distribuir los riesgos en el verano.
Uno de los temas más importantes que se está imponiendo en el manejo del cultivo de soja es la posibilidad de saber cual es el comportamiento de cada variedad para cada región y momento en el cual se va a sembrar.
Aapresid, considera que su red de ensayos ya es una herramienta imprescindible de cada empresario agropecuario en un mercado donde conviven casi un centenar de variedades de soja.
Los técnicos de la entidad ensayaron sobre 14 variedades de 6 grupos (2.5 a 7), y afirman que la esencia de su trabajo pasa por estudiar representantes de distintos grupos de madurez. La continuidad de los trabajos se desarrolla con la idea de incorporar a la red, cultivares de soja próximos a su lanzamiento en el mercado o de reciente difusión.
Se evalúan comportamientos frente a diferentes latitudes y fechas de siembra, teniendo en cuenta como parámetros a medir aspectos fenológicos del cultivo, ya sea floración, principio de formación de vainas, días de cosecha, número de nudos y altura del cultivo entre otros.
Entendiendo que para cada región el período de siembra del cultivo de soja se extiende desde el 10 de octubre (aproximado) hasta fines de diciembre o principios de enero (en algunas zonas), es preciso saber cómo desempeñarse con cada grupo de madurez para atenuar pérdidas.