Marcelo Menichetti
Una versión de la ópera "Dido y Eneas", de Henry Purcell, se ofrecerá mañana, a las 17.30 y a las 19.30, en el Centre Catalá, Entre Ríos 761. La obra se presentará con una puesta en escena de Sergio Pelacani. Actuarán el Conjunto de Cámara del Coro Pablo Casals, que dirige Mario Zeppa, y la Orquesta Barroca del Rosario, que conduce Rodolfo Marchesini. El amor entre Dido y Eneas que narró Virgilio en la "Eneida" fue la fuente de inspiración de la pieza que por primera vez se presentará en Rosario con un montaje que cuenta con vestuario original -diseñado especialmente para la ópera con moldes traídos de Europa- y arreglos musicales para una agrupación de cámara. Pelacani, regisseur de la versión que se dará a conocer mañana, adelantó en diálogo con Escenario que "la idea es hacer la puesta de una obra que es uno de los grandes mojones de la ópera barroca universal y que es la primera que se realizó en Inglaterra", y agregó: "Busco ser fiel a mis convicciones sobre aspectos como la gestualidad barroca y los vestuarios de los principales personajes, que son copias de trajes originales de época". -¿Es habitual que lo convoquen elencos del interior del país para la realización de este tipo de puestas? -Realmente sí. Yo estuve bastante tiempo en Rosario, trabajando para la Dante Alighieri. Lo último que hicimos fue el cierre de temporada 97 para Radio Clásica Rosario, donde presentamos la puesta de un festín napolitano en el teatro El Círculo. O sea que Rosario es familiar para mí: trabajé cuatro años dirigiendo el Grupo Barroco del Conjunto Pro Música. Estoy familiarizado con la ciudad. Fue Rosario la que me impulsó a trabajar en la puesta en escena de óperas. -¿Cuando iniciaste tu camino en la especialidad? - Hace unos 7 años empecé todo esto. Yo estaba haciendo una maestría en Italia y empecé a investigar la comedia del arte y a trabajar con máscaras. Traje a Rosario una colección de máscaras venecianas y armé la primera puesta que se hizo en la ciudad con estas máscaras y trajes de época. A partir de allí comenzaron a salir cosas, no solamente en Rosario sino también en Buenos Aires y en Italia. Se abrió un nuevo camino. -¿Esa experiencia le abrió un nuevo campo de trabajo? -A partir de haber trabajado como actor y como cantante, de haber hecho una tesis sobre el teatro y las puestas en escena barrocas, empezaron a unirse los elementos que confluyeron en este producto. La idea es armar algo que no denomino puesta, porque el término no define exactamente el concepto de lo que hago. Es una imagen de la obra, un concepto sobre lo que quiero decir. -¿Se refiere a una visión integral del espectáculo? -Exacto. Se comienza a ver una cuestión general sobre el metamensaje de lo que se está diciendo porque, obviamente, decir "Dido y Eneas" sería igual que decir "Hamlet". Esto es: historias universales y eternas. Se pueden hacer versiones adaptadas a otras épocas históricas, pero se mantiene el metamensaje de Shakespeare. En este caso pasó más o menos lo mismo, porque hace bastante que estaba pensando en hacer "Dido y Eneas". Puse por primera vez la obra en Puerto Madryn, por iniciativa de Diego Lacunza, director del coro estable de esa ciudad. La propuesta incluyó 70 personas en escena y 350 kilos de vestuario. -¿Esa será la versión que se presentará en Rosario? -El concepto básico es el mismo: la idea es hacer la puesta de una obra que es uno de los grandes mojones de la ópera barroca universal y es realmente la primera ópera inglesa. Todo lo que hubo antes fueron mascaradas, divertimentos, poque la música en Inglaterra no terminaba de engancharse por la Reforma y la Contrarreforma. Las óperas que al principio del 1600 ya se estaban haciendo en Italia, llegaron a Inglaterra tarde y ésta es de 1680 y es la primera ópera inglesa de punta a punta. -¿Los clásicos romanos se conocen menos en la actualidad? -No es que hoy no se conozca la historia sino que ahora el territorio es un poco más virgen y hay que hacer un balance entre lo que denomino autenticidad y practicidad. O sea: cuando sos auténtico y práctico, porque la gente va a ver un entretenimiento. En esta versión la música está muy bien cuidada, el coro ha ensayado muchísimo, la orquesta es la única barroca del país junto al grupo de Manfred Kremer de Córdoba. Es una de las primeras orquestas que se formaron en la Argentina como orquesta barroca y hacía bastante que el medio pedía un grupo que se especializara en esto, con instrumentos de época. Acá tienen que estar muy contentos por tenerla. -¿Qué se propuso con esta puesta? -Busco ser fiel a mis convicciones, sobre todo en lo que se refiere a la gestualidad barroca, a los vestuarios de los principales personajes de la obra, que son copias de trajes originales de época. -¿El vestuario es lo más costoso para montar una ópera en la actualidad? -Sí, aparte del cachet de los solistas y los músicos, cuando uno va a hacer una ópera se encuentra con que el costo del vestuario es elevado. Se puede vestir a los actores con una túnica de jersey, pero de lo que se trata en realidad es de que el vestuario responda al concepto que se tiene sobre la obra, sobre el cuentito, sobre lo que se quiere contar y cómo se lo quiere contar. Porque por ahí se puede zafar con sábanas atadas. Un amigo mío que hizo "Aída" me dijo: "Loco . . . , no hay plata para los elefantes" (risas). Entonces apeló a las sábanas. Como tampoco había plata para una orquesta lo que hizo fue poner trompetas, porque para él lo dramático estaba en lo triunfal, entonces invirtió plata en trompetas. Digamos que, cuando no se tienen miles de dólares para una puesta, uno se dedica específicamente a las cosas puntuales. -¿Qué particularidades ofrece esta puesta para el público? -Primero el lugar. El Centre Catalá tiene una estética específicamente barroca, por eso la sala se utilizará como parte del escenario. El público va a estar metido dentro de la obra, porque los personajes estarán dando vueltas entre la gente. Una de las características de las puestas barrocas era la interrelación de los actores y cantantes con el público. Hay que decirle al público que no se asuste, que los brujos van a salir a hacer de las suyas entre la gente (risas). Esto es algo típico del 1600, pero se dejó de usar a partir del teatro burgués, cuando el escenario era el lugar de los artistas y el espectador era el sujeto culto que solo miraba. La interrelación es un recurso interesante para utilizar porque la gente no está acostumbrada a eso. -¿Se trata entonces de una propuesta divertida? -La idea es no romper la estética barroca de la obra, como se ve en los trabajos de gestualidad que se hacen con Dido y que mantienen una idea musicológica de época. Pero, a su vez, el concepto básico permite el estiramiento de ciertos aspectos, como por ejemplo el personaje del hechicero, en el concepto de esta obra, pasa a ser el diablo o el destino, es algo más amplio. Estos personajes, que son extensiones de ese diablo, de ese destino, van a estar siempre con máscaras venecianas y andarán haciendo locuras entre la gente. Lo principal es, obviamente, contar la tragedia de "Dido y Eneas", pero también se trata de mostrar, en un momento en que la Argentina pasa por un tiempo medio denso y todos estamos agobiados por situaciones que a veces nos sobrepasan, el concepto básico de entretenimiento. -¿No es pecaminoso el entretenimiento para el arte? -Esta bien cuidar el detalle y tener la mejor orquesta barroca de la Argentina y que el coro se haya hecho pedacitos para sonar perfectamente afinado; está bien que el nivel musical sea el más alto posible, pero no es necesario que la persona que va al espectáculo sea un musicólogo. Es un espectáculo abierto a cualquier persona y por eso se subraya el tema de que el espectáculo entretenga. Y esto no quiere decir que todo sea risa, porque obviamente es una tragedia, sino que se trata de que el teatro cumpla su función brindando un momento de magia. -¿El vestuario también es obra suya? -Sí. La mayoría de los trajes son copias de moldes de época y muchas telas fueron traídas de Italia. Hay una gran inversión dentro de lo que es vestuario. La fuerza de la obra está en el vestuario y en las máscaras. -Usted canta, actúa, diseña el vestuario y la puesta en escena, ¿artísticamente cómo se define? -Me considero un artista. Me refiero al arte desde el punto de vista del hecho básico de la comunicación. Sé que soy cantante y actor, pero hoy principalmente soy docente y doy clases en mi estudio. La función básica de un artista es transformar sus visiones en realidades. Hay gente que tiene esa visión como un sueño. La función del artista es sublimar lo que para otra persona es un sueño. El artista sublima los sueños y se toma el tiempo para bajarlos al campo visual, táctil y posible para que otros
| |