Año CXXXIV
 Nº 49.210
Rosario,
jueves  16 de
agosto de 2001
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Pesar de Japón por su pasado imperialista
El premier Junichiro Koizumi busca apaciguar el malestar de Asia por su polémica visita al santuario Yasukuni

LINDA SIEG
Tokio. - Japón conmemoró ayer el 56º aniversario de la capitulación al final de la Segunda Guerra Mundial con una expresión de remordimiento por el sufrimiento causado, mientras continuaba la ira en Asia por la visita del primer ministro a un controvertido santuario a los caídos. El premier japonés, Junichiro Koizumi, comenzó el día en la tumba de Chidorigafuchi de los soldados desconocidos, un austero pabellón en un pequeño jardín que contrasta con el santuario Yasukuni, de la religión Shinto, donde acudió el lunes.
La visita a Yasukuni, la primera de un primer ministro desde 1996, provocó debates en Japón y el enfado de varios países asiáticos que sufrieron la agresión militar japonesa. Símbolo en el pasado del nacionalismo de tiempos de la guerra, Yasukuni está dedicado a los millones de japoneses muertos en conflictos bélicos, pero también honra a los líderes de la Segunda Guerra Mundial acusados de crímenes de guerra por un tribunal de los aliados.
En una ceremonia oficial posterior en el centro Nippon Budokan, en el centro de Tokio, Koizumi presentó ayer sus respetos a los más de tres millones de japoneses que murieron en la guerra. "En la última guerra, Japón causó un daño y dolor tremendos a los pueblos de muchos países, particularmente los de países asiáticos", dijo Koizumi. Según la prensa, es la primera vez que un primer ministro se refiere a Japón específicamente al decir que el país causó sufrimiento a sus vecinos asiáticos. Los predecesores de Koizumi emplearon expresiones menos directas. "Como representante del pueblo de Japón, me gustaría, una vez más, expresar mis sentimientos de profundo remordimiento y mis sinceras condolencias a todos los pueblos que se convirtieron en víctimas", dijo Koizumi.

Ira de las víctimas
Sin embargo, para los chinos, los coreanos y otras víctimas asiáticas de la agresión japonesa durante la primera mitad del siglo XX, las visitas oficiales al santuario son un signo que Japón glorifica su pasado militar y se niega a reconocer las atrocidades de la guerra. "¿Cómo podemos entablar amistad con personas que intentan olvidar e ignorar los muchos daños que nos ocasionaron?", dijo el presidente de Corea del Sur, Kim Dae-jung, en el discurso del Día de la Liberación, con el que se celebraban los 56 años de la independencia. "¿Cómo podemos tratarles en el futuro con algún grado de confianza?", agregó. Koizumi comentó a la prensa que le gustaría acordar una reunión con Kim para buscar formas de mejorar las tensas relaciones, pero añadió que no había fecha prevista para el encuentro.
En Pekín, China permitió que grupos de estudiantes quemaran banderas y entonaran canciones patrióticas a las puertas de la embajada japonesa para protestar. China ha denunciado la visita de Koizumi a Yasukuni, pero los analistas añadieron que Pekín estaba en la encrucijada entre tomar una postura para apaciguar los sentimientos nacionalistas o evitar el deterioro de las relaciones con un importante socio comercial.



Veteranos de guerra desfilan por el centro de Tokio.
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