Año CXXXIV
 Nº 49.210
Rosario,
jueves  16 de
agosto de 2001
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cartas
Nunca dejaremos de agradecer

Si alguien ha convivido con una anoréxica creo que entenderá a lo que me refiero. Más si esa anoréxica es una hija muy querida. Nuestro peregrinar fue incesante, primero hasta darnos cuenta de su enfermedad, segundo el desfile por psicólogos sin experiencia en la enfermedad y a su pedido por nutricionistas que sólo hacían empeorar su estado. No se si sabrán que la anorexia es una enfermedad de la mente, tan grave y cruel como un cáncer, que puede llevar a la muerte voluntaria o involuntaria. Una enfermedad cuyo tratamiento consiste en cambiar el "casette" que tienen en su cabeza y con eso arreglar su problema físico. Una enfermedad que con un muy buen tratamiento es recuperable. Por propia decisión ese tratamiento sólo fue posible encontrarlo en Aluba en donde recibió toda clase de atención para su estado calamitoso. Un tratamiento que debe ser una conjunción de psiquiatras, psicólogos, médicos y por supuesto, la ayuda de todas las que están en el mismo camino y sobre todo el amor, la ayuda y comprensión de maridos, padres, hermanos, amigos y demás sin la cual nada es posible. La ayuda de un ser excepcional como Mabel Bello y todos los que la secundaron. Y hoy día podemos decir: Gracias Mabel por habernos recuperado a alguien tan importante para nosotros como lo hicieron con Mercedes. Una madre agradecida.
Cristina Ongay


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