La solidez demostrada por el seleccionado argentino de básquetbol ante el poderoso Lituania invita a soñar con una muy buena actuación en el Premundial que se iniciará el próximo jueves, en el estadio Ruca Ché de la ciudad de Neuquén, y que dará cinco plazas para el Mundial de Indianápolis 2002.
Pese al poco tiempo de trabajo con varios de los integrantes, Magnano ha conseguido en ese lapso cosas valiosas como para alimentar la ilusión de tener un buen rendimiento y ubicar al básquetbol argentino en la cúspide de América.
La lógica inserción de Rubén Wolkowyski, Juan Pepe Sánchez, Emanuel Ginóbili y Fabricio Oberto lleva su tiempo, pero de acuerdo con lo observado el pasado fin de semana en el estadio Héctor Etchart, los resultados han llegado antes de lo previsto.
El rendimiento del equipo dirigido por Rubén Magnano ha ido de menor a mayor, ya que en el debut en el torneo Súper 4 venció a Brasil, a base de triples y con buena defensa.
Sin embargo, las pelotas perdidas (22), el poco peso evidenciado debajo de los tableros, donde sólo rindió Fabricio Oberto, y los graves problemas con el ataque fijo cuando su rival marcó zona fueron aspectos negativos en ese partido inaugural.
Contra Puerto Rico la cosa no varió mucho, ya que siguió sin tener seguridad en el traslado del balón (se perdieron (20), aunque su mayor aptitud especialmente en defensa le permitió remontar una desventaja de 12 puntos.
El enfrentamiento ante Lituania (casi el mismo equipo que logró la medalla de bronce en Sydney 2000) era clave para saber hasta dónde podía llegar el equipo.
La sensible baja del base bahiense Alejandro Montecchia, quien tuvo un buen Sudamericano y que estaba muy bien compenetrado de los sistemas, le acarreaba una complicación más a Magnano.
No obstante, el ingreso de Sánchez (no anduvo en los dos primeros juegos, donde tuvo pocos minutos) fue acertado, ya que se lo vio muy motivado, bien concentrado (robó 6 balones y dio 6 asistencias) y borró de la cancha a Jasikevicius, el base del campeón español Barcelona.
Mientras, en la ofensiva no se abusó tanto del tiro exterior, ya que por primera vez el entrenador utilizó desde el comienzo a Oberto y Rubén Wolkowyski, quienes le hicieron mucho daño a la defensa lituana.
Todavía se espera más de Emanuel Ginóbili, el que siente la falta de competencia al no haber entrenado durante 15 días, debido a una lesión en su rodilla izquierda. En cambio, fue positivo el aporte de Leandro Palladino, Andrés Nocioni y, en menor medida pero con menos minutos en cancha, Gabriel Fernández y Leonardo Gutiérrez, los reemplazos de Oberto y Wolkowyski.
Se espera mucho más de Daniel Farabello, como también de Lucas Victoriano (si Montecchia no se lesionaba era el candidato a quedar afuera junto a Andrés Pelussi).
Magnano analizó bien el desempeño de los internos. "Es una zona vital y por eso quería fortalecerla con la inclusión de Luis Scola, que ya tiene experiencia con los mayores", comentó el entrenador.
Sin dudas, Scola, un jugador dúctil que viene de ser goleador del Mundial Sub 21 en Japón con 21,5 y el mejor robador con 2,7 por juego, le puede dar consistencia en el poste alto, donde el pivote del Tau Cerámica se mueve muy bien.
No sólo será importante el aporte de Scola sino también se espera a Hugo Sconochini, ya que le otorgará marca, personalidad y liderazgo.
Después de mucho tiempo el básquetbol convocó a mucho público en la tres jornadas en el estadio de Ferro y fue la selección nacional un equipo con grandes nombres que cautivó a la gente, la que le mostró su cariño y que la alentó permanentemente, aun en los momentos cuando el funcionamiento no era bueno.
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La Ciudad
