En los frigoríficos prima una consigna. "De las vacas lo único que se tira es el mugido", aseguran todos. Y no exageran. Desde los dientes hasta el rabo, no hay parte de la vaca que no se consuma. Las medias reses de Sugarosa terminan en los estantes de las carnicerías o en los anaqueles de los supermercados y granjas, lo mismo que la mayoría de las menudencias. El excedente de la producción se destinará a exportar. Al menos esto es lo que sucedía hasta la crisis de la aftosa. Las vísceras menos consumidas, como la tráquea o los pulmones, acompañarán a los huesos y los dientes en la elaboración de harina de carne que se utiliza para realizar alimento balanceado para animales. El cuero se les vende a las curtiembres. La grasa se procesa y se envasa en sachés. En la planta de La Florida, Sugarosa realiza el envasado de carnes y menudencias y el corte de piezas anatómicas. Se producen chorizos, morcillas, salchichas parrilleras, hamburguesas y medallones de carne vacuna y porcina que llegan a las tribunas futboleras con el nombre de "Chorigol". También se hacen embutidos secos como salame, chorizos colorados y longanizas. Los desperdicios son vertidos en una planta de tratamientos de afluentes. Y en este sector se recupera biogás, que va a alimentar las calderas del frigorífico.
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