Una madre británica que alquiló su vientre quedó embarazada de gemelos debió llevar a juicio a la pareja californiana que conoció por Internet y que le encargó tener su hijo: el matrimonio no estaba interesado en dos niños y le pidió que abortara a uno de ellos. "Cuando ellos nazcan, qué les va a pasar?", preguntó Helen Beasley, que está embarazada de 25 semanas y se negó a abortar a uno de los dos fetos.
Beasley dijo que un aborto sería muy peligroso para su salud, pero advirtió a las autoridades del servicio social que ella no está en condiciones económicas de mantener a los niños.
"No puedo tenerlos, no puedo hacer nada con ellos, los niños no son míos", dijo la mujer al quejarse de la actitud de la pareja que alquiló su vientre, Charles Wheeler y Martha Berman, los dos exitosos abogados que tienen su residencia en San Francisco.
La joven británica interpuso contra ellos una causa ante un jurado californiano, acusándolos de fraude y de quebrar un contrato.
Beasley, que es la mamá soltera de un niño de siete años, conoció a la pareja estadounidense hace un año en un sitio de Internet para madres que alquilan sus vientres (madres subrogantes), y dijo que se ofreció para la experiencia porque sentía lástima por las parejas que no pueden tener hijos.
Por alquilar el vientre Beasley pactó recibir una recompensa de 20 mil dólares, según los datos que trascendieron sobre el acuerdo.
Para la mujer se perfila una difícil lucha ante los tribunales. Fecundada in vitro en marzo último, Beasley habría firmado un contrato que prevé una "reducción selectiva" en el caso en que se desarrollará más de un feto en su vientre, según trascendió.
La mujer, cuyo lugar de residencia permanece en secreto, dice haber alcanzado un acuerdo verbal con Wheeler y Berman por el cual quedó establecido que cualquier decisión sobre la "reducción selectiva" debía ser tomada antes de la decimosegunda semana de gestación.
Beasley dice que la pareja estadounidense se "arrepintió" demasiado tarde sobre la llegada de dos hijos, aun cuando ella les comunicó su estado a la octava semana de embarazo.
El pedido de abortar a uno de los fetos -dice la joven británica en su presentación- ocurrió en la decimotercera semana, durante una reunión en San Francisco.
Teme por su salud
Al entrevistarse con el fiscal del caso, Beasley dijo que "de ninguna manera" pondrá en riesgo su salud "cuando ellos tuvieron todo el tiempo del mundo para decidir" sobre la "reducción selectiva".
Después del entredicho -agregó la mujer- la pareja californiana dejó de hablarle.
Ahora los acusa también por los daños emocionales que le causaron.
En cuanto a la suerte de los niños, Beasley dijo que tiene intenciones de dejarlos para adopción, pero expertos en la legislación californiana advirtieron que las normas establecen que las madres subrogantes no tienen derechos sobre los hijos, que pertenecen a la pareja que los encargó.