Fernando Toloza
La obra de teatro "Sinvergüenzas" llega a Rosario para ofrecer dos funciones en el Auditorio Fundación. La primera es hoy, a las 21, y la segunda mañana, a las 20. La pieza se basa en "Ladies Night", un texto de Anthony McCarten y Stephen Sinclair, que dio lugar a la celebrada película "Todo o nada" ("The Full Monty"), con Robert Carlyle y dirección de Peter Cattaneo. La historia es la misma, sólo que trasladada a la realidad argentina. De esa manera, seis amigos que se quedaron sin trabajo se reúnen en un taller mecánico con una idea salvadora: hacer un strip-tease y cobrar por ello. Esteban Prol, uno de los integrantes del elenco, adelantó: "Tanto a la gente que le gustó la película como a la que no, hacen comentarios positivos sobre la obra", y añadió: "En este país que tenemos hacer reír a la gente con esta obra hace que te sientas un poco un agente sanador". Los actores de "Sinvergüenzas" son Fabián Vena, Diego Díaz, Toti Ciliberto, Gonzalo Urtizberea, Fernando Lupiz y el propio Esteban Prol, con dirección a cargo de Claudio Hochman. La pieza estuvo un año en cartel en la ciudad de Buenos Aires, después hizo la temporada de verano en la costa atlántica y luego salió de gira por el país. -¿Cómo se sostiene tanto tiempo una obra como "Sinvergüenzas"? -Por la gente, por el equipo de trabajo y por lo que queremos contar. Esta obra habla de seis personajes desocupados que se reúnen en un galpón y que, a pesar de las diferencias o gracias a ellas, salen adelante. Si podemos contar este cuento tantas veces, es porque funciona la estética y funciona lo humano en el grupo. Después de tanto tiempo, la convivencia de seis hombres puede ser algo denso, pero no pasa con esta obra. -¿Por la falta de mujeres? -No, hay una mujer que es la que nos guía. Es el matriarcado (risas). Somos seis hombres que le hacemos caso, como a la maestra. Disfrutamos mucho de la obra arriba del escenario, y también abajo del escenario, estando en una gira nacional, en la que nos está yendo bien y creo que llegaremos hasta noviembre como está programado. -¿El público todavía vincula a la obra con la película "Todo o nada"? -Pasa de todo: hay gente que vio la película y no le gustó pero se entusiasmó con la obra, por verla más argentina. También hay gente a la que la película le gustó y se enganchó con la obra. Más allá de esas diferencias, los comentarios siempre fueron a favor, tanto de quienes vieron "Full Monty" como de quienes no la vieron. -¿Y a vos que te pareció la película? -Me encantó, y no sola esa, la relacioné con "Tocando el viento". Ese año salieron las dos y hablaban del mismo tema. Hablaban de una época de Inglaterra, cuando se cierran minas. Lo que la obra tiene en común con las películas es la idea de seguir siempre adelante, a pesar de todo. La gente nos agradece mucho y, me arriesgo a decir, que la gente se siente contenida, desde el humor y desde la búsqueda delirante de seis personajes. Lo increíble es la gente va a ver la obra y ya sabe cómo termina, pero se engancha en el proceso. Es una obra para todo público y es muy lindo escuchar la risa de los niños en la sala, lo que la hace más universal. Creo que lo que menos tiene es el erotismo, porque son los personajes los que se desnudan y la gente quiere que pase porque ven que eso es un logro. -¿Cómo se sobrepusieron a la muerte de Arturo Maly, uno de los integrantes de "Sinvergüenzas? -Nos partió el alma. No sé si nos sobrepusimos. En realidad, "Sinvergüenzas" es un elenco de siete personas, porque Arturo está con nosotros todo el tiempo. Lo recordamos y hablamos de él siempre. Convivimos mucho con él y apoyó este proyecto desde el principio. Es un compañero al cual adoró y tengo la alegría de haber compartido con él muchos momentos. -Se dice que la desocupación es más fuerte en el interior que en la ciudad de Buenos Aires, ¿el público del interior marca esa diferencia? -No, cuando hablamos de desocupados no puedo decir gente del interior o de Buenos Aires. Sufren en cualquier lado, yo tengo amigos desocupados que viven a la vuelta de mi casa, que tienen hijos y familia, y entre todos ayudamos para que no estén tan mal. Lo que sí siento es que el público del interior es más receptivo, más abierto, quizá porque el de la Capital tiene más opciones a la hora de elegir un espectáculo. -En una crítica al espectáculo se ponía el acento en la carrera televisiva de los actores de la obra. -Un actor es un actor y tiene que vivir. Yo estudié teatro y creo que no me pueden catalogar por si hago esto o aquello, si soy de televisión o de teatro. Soy un actor que quiere trabajar y ese es el lugar que yo elegí. Prefiero que vengan a ver la obra y no que a priori digan algo peyorativo porque trabajamos en televisión. Me quedo con que hace más de un año y medio que hacemos la obra y la gente la pasa bien y nos da una devolución de eso adonde vamos. -Hiciste programas para chicos, fuiste adolescente, galán y ahora el teatro, además del cine en "Tres veranos", ¿cómo es trabajar para públicos tan distintos? -Ese es quizá el mejor ejemplo de lo que veníamos hablando antes. Mi trabajo es ser actor y no siempre se tiene la posibilidad de elegir dónde se trabaja. Entonces vas viendo y tratando de generar espacios y proyectos, te encontrás con gente y formás equipos de trabajo, como fue Cablín, o proyectos raros como fue "El agujerito sin fin", que era un programa pensado para dos meses y duró un par de años, porque buscaba un lenguaje distinto para comunicarse. Como conductor y como actor tenés que estar donde te necesiten, y si lo que se quiere contar ayuda y suma, yo quiero estar ahí, para comunicarme con la gente de la mejor manera y contar algo que sirva. -Hiciste una participación en "Culpables", ¿querías estar en una producción de Adrián Suar? -Tenía ganas de trabajar en "Culpables" y me encantó actuar con Gabriela Toscano. En el día de trabajo que estuve con ellos vi que era un equipo maravilloso y eso se traduce en la pantalla. -¿Quién domina la tele hoy, Marcelo Tinelli o Suar? -No sé, no me fijo en eso. Lo que elija la gente. Lo mejor que puede pasar es que haya posibilidad de elección. Si hay gente que necesita ver a Tinelli, que tenga esa opción; lo mismo para los que necesitan a Suar. Ojalá que haya otra cosa más y que siga creciendo, pero para el lado de la ficción. -Parece difícil con los reality shows. ¿Ves o viste alguno? -Veo muy poca tele. Los reality shows son una moda del momento, traída de afuera y puesta en esta sociedad y en la televisión argentina, que es muy particular, con una manera singular de contar las cosas. Los reality shows generan chicos con fama a los que se expone desde un lugar muy fuerte, del que quizá ellos no se dan cuenta. A lo mejor lo disfrutan, o a lo mejor se les pasa, como se nos pasa a todos esta moda del reality show. Lo mismo pasó con los talk shows. Hoy todos hablamos de los reality show para bien o para mal, pero no se los puede comparar con el trabajo hecho por actores. El actor es otra cosa y un producto muy bueno puede competir perfectamente con "Gran Hermano" o el "Bar". -¿"Montaña rusa" se podría volver a hacer? -Me dijeron hace poco que el último semillero de actores fue "Montaña rusa". Creo que si nos juntamos ahora sería distinto y lo disfrutaríamos de otro lugar. Fue un grupo maravilloso pero también fue muy difícil hacer el programa, porque se había convertido en un fenómeno popular, y creo que ninguno de nosotros estaba preparado. -¿Qué saldo te dejó ser galán de telenovela? -Que mi vieja sea feliz (risas). Un tributo a mi mamá. -En "Tres veranos" tu personaje representaba algunas de las creencias de los 70. ¿En qué pueden creer los jóvenes hoy? -Tienen que creer en la nueva conciencia. Es decir, no importa lo que seas sino lo que creas. A partir de ahora las cosas tendrían que verse de una manera distinta porque es una situación crítica y urgente. Si no, estamos en manos de una generación de dirigentes corruptos. De repente estar de gira con esta obra haciendo reír a la gente me hace sentir un agente sanador.
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