Para los científicos, la investigación sobre células madre embrionales significa una promesa ilimitada para aliviar o curar graves males humanos, desde el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y la esclerosis múltiple, hasta los males de Alzheimer y Parkinson e incluso la parálisis. La ciencia se encuentra recién en los primeros pasos en lo que promete ser un largo camino antes de lograr tratamientos mediante células madre embrionales. Las células madre derivan de diversas fuentes, incluyendo células adultas de órganos, fetos humanos abortados o las halladas naturalmente en la sangre humana, que pueden ser empleadas exitosamente en transplantes de médula ósea. Una vez definidas, las células pueden auto replicarse indefinidamente. Las células de mayor utilidad son las procedentes de embriones humanos pocos días después de la fertilización del óvulo. Los científicos han descubierto que estas células, llamadas "primitivas", pueden ser cultivadas para diferenciarse en todo tipo de células humanas. Cuando una célula madre se divide, una de las células resultantes se especializa y puede crear células que más tarde pasarán a ser parte del corazón o del sistema nervioso. La otra célula de esa división es una copia exacta de la célula madre original y queda disponible para divisiones futuras, cuando se precise la reparación de un órgano desgastado. Las perspectivas médicas de las células madre embrionales se hicieron conocidas recién en 1998, cuando investigadores de la universidad de Wisconsin anunciaron que habían logrado detener la especialización de células madre embrionales humanas. Reportaron también que se podía mantener las células en su potencial máximo para que se diferenciaran en cualquier otro tipo de célula del organismo. El descubrimiento dio pie para nuevas investigaciones sobre cómo dirigir el desarrollo de esas células para que se convirtieran en tejido nervioso u óseo, o en órganos enteros.
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