Año CXXXIV
 Nº 49.204
Rosario,
viernes  10 de
agosto de 2001
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Un libro de Gustavo Bombini recopila correspondencia desconocida del escritor
Las pasiones de Sarmiento, revividas en una edición de sus cartas íntimas
La política y las cuestiones amorosas aparecen como temas insistentes en la escritura privada del "padre del aula"

Fernando Chiappussi

La novela histórica no es el único camino para humanizar a nuestros próceres más canónicos. El siglo XIX es rico en epistolarios, y Domingo Faustino Sarmiento fue quizá el argentino más prolífico del género. De ahí el interés que suscita una reciente selección de cartas personales, que lo muestran en otras facetas aparte de la escolar.
Aunque cuesta un poco comprenderlo, las cartas de Sarmiento forman una red tan vasta que resulta difícil de abarcar. Gustavo Bombini, doctor en letras por la Universidad de Buenos Aires y compilador de la antología "El gran Sarmiento", se asomó al abismo trabajando en un equipo de investigación coordinado por la legendaria Ana María Barrenechea. Allí descubrió que la correspondencia de Sarmiento es tan extensa y diversa, que reunida en su totalidad ocuparía un espacio similar a los 52 tomos de sus obras completas.
"Es difícil decir cuántas cartas escribió realmente -explica-, porque las pistas son infinitas. Mi trabajo inicial en el equipo de Barrenechea consistió en fichar todas las cartas citadas en la biografía de Allison Williams Bunkley ("The life of Sarmiento", 1952; hay traducción castellana en Eudeba), que ciertamente es la mejor que se ha escrito sobre Sarmiento. Para escribirla, Bunkley revisó no sólo archivos públicos sino también colecciones privadas. Y repasando eso uno descubre muchísimos hilos sueltos de la red. Para empezar, cada carta que uno lee supone una anterior a la cual ésta responde; después están las menciones que allí se hacen a otras cartas escritas o por escribir. Mi trabajo era fichar todas esas menciones, para después buscar las nuevas cartas, que a su vez remiten a otras, y así. La red parece inacabable".
Diversas ediciones académicas han ido recortando los bloques más interesantes del entramado: la última fue el "Epistolario inédito" entre Sarmiento y su amigo Félix Frías, publicado por la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA en 1997, y compilado por el equipo de Barrenechea. En lo que hace a tiradas masivas, sin embargo, el último libro dedicado a cartas de Sarmiento databa de 1961. De ahí el interés de un volumen breve y accesible para el lector no iniciado.
"El Gran Sarmiento" se divide en cuatro secciones: "Cartas de Don Yo", que reúne varios textos en donde el sanjuanino ensaya un repaso de su vida y currículum; "Las mujeres de Sarmiento", que sorprende por la variedad de destinatarias; cinco cartas inéditas destinadas a Dominguito, su hijo adoptivo muerto en la guerra del Paraguay; y el apartado "Utopista", con cartas donde Sarmiento se explaya sobre diversos proyectos. Entre los destinatarios de los textos, además de Dominguito, están su amigo Dalmacio Vélez Sársfield y su hija Aurelia (aliada política y quizá el gran amor de Sarmiento, que estaba casado cuando la conoció), Juana Manso, Mary Mann (importante contacto en su estadía norteamericana), funcionarios, parientes y amigos.

Una imagen distinta
-¿En qué se diferencia el Sarmiento que surge de las cartas de la imagen que nos ha dejado el aprendizaje escolar? \-Básicamente, surge un Sarmiento menos cercano al proyecto de la Generación del 80. Hay que despegarlo de Mitre, porque si bien compartieron un gobierno él tenía un idea diferente de lo público y del concepto de nación, que se nota en las discrepancias continuas que tenía con Mitre cuando éste era presidente (Sarmiento fue gobernador y diplomático durante ese período). Por ejemplo, hay una discusión muy llamativa por la escuela pública: Sarmiento quiere destinar más recursos a la enseñanza primaria, que es la alfabetización universal, y Mitre privilegiar la formación de escuelas medias, que ve como lugares de formación de dirigentes. De hecho, Mitre es el fundador del Colegio Nacional, donde se forma la élite dirigencial argentina, mientras que Sarmiento es el autor de la ley de bibliotecas populares, que responde a la necesidad de un sistema de educación paralelo para los que no entran en la alfabetización escolar, como los adultos. Unos años después, los inmigrantes europeos que llegan a la Argentina a comienzos del siglo siguiente se benefician del sistema implementado por esa ley. Es decir, él tenía una idea popular de la educación, que no terminaba en la escuela. Esto tiene que ver probablemente con que el propio Sarmiento tuvo una relación entrecortada con la institución, ya que habiendo terminado la primaria en San Juan, no recibió la beca para hacer el secundario en el Colegio de Ciencias Morales de Buenos Aires, y completó sus estudios en forma particular.
-En las cartas se nota que, a pesar de ser un intelectual, su conocimiento es acumulativo y algo caótico, lo que es propio de un autodidacta...
-Sí. También se da en él una tendencia del conocimiento enfocado en la acción inmediata. Su interés en la astronomía es el de un político: él ve enseguida la necesidad de fundar un observatorio en la Argentina para observar las estrellas del hemisferio sur. Es una apropiación y uso del saber: utiliza lo que sabe para una acción concreta, todo el tiempo. Además lleva ese conocimiento al detalle más pequeño: es capaz de ver lo macro y lo micro a la vez, y salta de una perspectiva a la otra en un simple punto y aparte dentro de la misma carta. Muy diferente de la mayoría de los políticos, que suelen ver sólo lo macro, o de los técnicos que los secundan, que se ocupan únicamente de lo micro.
"En general -concluye el compilador- puede decirse que estas cartas dan vida a alguien que ha sido condenado por la historia a ser sólo «el padre del aula», alguien relacionado exclusivamente con la escuela... Cuando Sarmiento en realidad también era un político con un proyecto de país muy definido, en el que la escuela es una base muy importante pero también tiene ideas en muchos otros campos: el reparto de la tierra (apoya un proyecto en este sentido en la localidad bonaerense de Chivilcoy), la educación popular o la no neutralidad ante España, tanto en lo lingüístico -con su famoso proyecto de modernización del español- como en lo político". Tanto los alegatos del político como las cartas de amor -que también las hay en el libro- sugieren, entonces, una imagen de Sarmiento menos neutra de lo que la blancura del uniforme escolar puede sugerir.



Según el autor, las cartas de Sarmiento son una "red vasta".
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