"Las ligas de compradores impiden actuar con libertad a los interesados y provocan que las sumas que se obtienen en una subasta judicial estén casi siempre, por no decir en todos los casos, por debajo del valor de los bienes que se subastan". Así definió el juez Carbone, citando a Roberto Parrile ("La subasta judicial y un problema frecuente", El Derecho Nº 9473 del 30 de marzo de 1998), a estas verdaderas organizaciones mafiosas. Lo que hacen estas ligas, que muchas veces tienen la estructura de una empresa, es eliminar la libre oferta de los interesados por diversos mecanismos, no siempre lícitos (Piedecasas, Miguel A. "Régimen legal del martillero y de la subasta judicial, pag. 437).
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