No parecía encandilado por el suceso pero fue el escritor más exitoso de la historia de Brasil. Le habría gustado más, a la hora de ser calificado, que lo recordaran por las descripciones exuberantes de sus paisajes nordestinos o de la sensibilidad a flor de piel de esas gentes inspiradoras de sus personajes, con las que cruzó tantas horas de vida. Ayer a la tarde se sintió mal en la casa de su amada Salvador de Bahía. Llegaron a internarlo pero a los pocos minutos sufrió un paro cardiorrespiratorio. Le faltaban cuatro días para cumplir 89 años.
Desde hace cuatro años Jorge Amado enfrentaba graves problemas cardíacos. La crisis fatal sobrevino sólo tres semanas después de que fuera dado de alta del hospital, donde había sido internado el 20 de mayo último a raíz de una crisis de hiperglucemia. Ese cuadro generó problemas cardíacos y respiratorios y una grave infección que afectó al pulmón y al hígado.
Al lado del autor de "Doña Flor y sus dos maridos" estuvo todo el tiempo su mujer, la escritora Zelia Gattai, de 85 años, con quien pasó más de medio siglo y tuvo dos hijos. Los últimos años fueron, para el escritor, de enfermedad y melancolía. Su precaria salud le impedía viajar. Se mostraba apático, no aparecía en público ni recibía a la prensa. Tampoco tenía voluntad de dedicarse a la literatura por sus serias dificultades para ver.
Su estilo pleno de descripciones, puntuado de humor y fino erotismo caló hondo en el pueblo brasileño. En su obra, obreros, pescadores, campesinos y prostitutas son los héroes sencillos de epopeyas en las tierras de Bahía, dominadas por el poder absoluto de los "fazendeiros", poseedores de grandes extensiones de tierra.
Cacao y literatura
Amado había nacido el 10 de agosto de 1912 en una plantación en el interior de Bahía aunque al año sus padres se mudaron a la ciudad de Ilhéus. Allí, en los años de su infancia, asistió a la lucha entre hacendados y exportadores de cacao. Fue hijo de un coronel del ejército y muy temprano, a los 14, comenzó a trabajar en periódicos donde manifestó inclinación a ideas de izquierda.
A los 18 años publicó su primer libro, "El país del Carnaval", al que siguieron varias novelas: "Tierras del Sin fin", "Siembra Roja" y "Capitanes de la arena". Todas ellas inspiradas en la fuerte temática política y social de las que se había impregnado en esa época inicial.
Aunque se recibió de abogado en Río de Janeiro jamás ejerció. A partir de 1930 se dedicó al periodismo. Su militancia política lo llevó a la cárcel en 1935 y luego al destierro: estuvo en Argentina y Uruguay entre 1941 y 1942. Y vivió entre París y Praga desde 1948 hasta 1952. Cuando regresó a su país fue electo diputado por el Partido Comunista de Brasil, en 1946.
Fue a su retorno cuando ejerció la función de vicepresidente de la Unión Brasileña de Escritores. En 1961 fue electo por unanimidad para ocupar la silla número 23 de la Academia Brasileña de Letras, el mismo asiento por el que pasaron nombres históricos de la literatura del país, como Machado de Assis -fundador de esa institución- y José de Alençar.
Tres días de luto
Es autor de títulos memorables como "Teresa Batista, cansada de guerra"; "Tieta de Agreste"; "Tienda de los Milagros" y "Gabriela clavo y canela", personajes femeninos que le concedieron celebridad. Sus textos fueron traducidos a 48 idiomas y editados en 52 países. En todo el mundo se vendieron unos 80 millones de ejemplares de sus libros, muchos de los cuales fueron adaptados para la televisión y el cine. "Doña Flor y sus dos maridos" se transformó en una de las películas brasileñas de mayor éxito. Las adaptaciones de su literatura también trascendieron Brasil: se hicieron en Portugal, Francia, Argentina, Suecia, Alemania, Polonia, Checoslovaquia, Italia y Estados Unidos.
Pese a su débil estado de salud, la muerte de Amado tomó ayer por sorpresa a los brasileños y causó una conmoción nacional. El presidente Fernando Henrique Cardoso lamentó su desaparición y subrayó que "Brasil perdió hoy uno de sus mayores intérpretes". El gobernador de Bahía, Cesar Borges, decretó luto oficial de tres días en ese estado y cedió las dependencias del Palacio de Aclimación, la antigua residencia oficial del estado, para ser el escenario del último adiós de los baianos al escritor del pueblo.