Brasil puede definir en la discusión por la soja RR

¿Qué impacto tendrá la decisión brasileña de autorizar la siembra de soja transgénica? Un informe del departamento de análisis de mercados de la corredora rosarina Grimaldi Grassi intentó avanzar en la respuesta, aunque teniendo en cuenta que, en primer lugar, existe todavía una controversia legal por superar.
"Independientemente del decreto firmado por el Poder Ejecutivo brasileño, la comercialización de productos con ingredientes transgénicos en Brasil está prohibida por el Poder Judicial", señaló el informe, que destaca que, aún cuando se torne efectiva, la medida del gobierno implicaría "legalizar" una situación que se venía dando desde hace varias campañas. Las estimaciones de Abrasem (Asociación Brasileña de Semillas), que recoge el informe, dan cuenta de que en Brasil se habrían implantado con soja transgénica unas 2 millones de hectáreas en el estado de Río Grande do Sul, unas 300.000 hectáreas en el de Paraná, y otras 200.000 hectáreas en el Centro Oeste del país.
Brasil es el único gran exportador de soja en el mundo que prohibe la siembra de soja transgénica, y en función de eso "ha logrado diferenciales de precio para sus exportaciones", destacó el estudio. Se cree que con la legalización "los productores podrían volcarse masivamente a la soja RR, por sus menores costos de implantación". Algunas de las conclusiones a las que arribaron los analistas de Grimaldi Grassi son las siguientes:
* Dadas las trabas legales, será difícil que se pueda implementar la legislación que se está discutiendo.
* Lo más probable es que se formen en Brasil zonas de cultivo de soja transgénica en el sur, y zonas libres de GMO en el norte. Brasil puede segregar la soja porque las zonas de producción están distanciadas entre sí y existen puertos de embarque distintos.
* En general las estimaciones indican que las primas son aún demasiado bajas para "tentar" a los productores argentinos a sembrar soja convencional. Por otro lado, el mercado de soja no transgénica es limitado a las compras de soja para consumo humano directo (fundamentalmente países asiáticos) y a los países Europeos con alto poder de compra, que están en posición de pagar primas por no OGM.
* Si los compradores internacionales comenzaran a tratar a Brasil como país productor de soja transgénica, es probable que los diferenciales con Argentina vuelvan a la normalidad.