La evasión impositiva mediante la adulteración de combustibles supera los 900 millones de pesos anuales en la Argentina, y los surtidores santafesinos figuran entre los primeros del ranking de anomalías. Así lo demuestra un informe de la Defensoría del Pueblo de la Nación, que relevó a más de 9 mil estaciones de servicio en todo el país. Según este dossier, para cometer el fraude al fisco se introducen en las naftas solventes que, al estar exentos de impuestos, logran estirar las ganancias de los comerciantes. En la maniobra se utiliza una sustancia altamente cancerígena que puede producir leucemia: el benceno. Este producto -que liberado en el ambiente produce una severa contaminación- fue detectado en las expendedoras de Santa Fe en el orden del 34 por ciento, mientras que el máximo permitido no supera el cuatro por ciento.
Las maniobras ilegales han provocado una severa sangría de recursos en las arcas del Estado, que para el 99 ya registraban una evasión de 928 millones de dólares anuales.
La causa fundamental remite al alto componente impositivo que tienen las naftas en la Argentina. En rigor, el impuesto a la transferencia de los combustibles (ITC) se lleva la mitad del precio en los surtidores. Y si a esto se le suman el IVA, ingresos brutos y otros gravámenes (como el fondo de infraestructura para el gasoil), la carga tributaria representa es cinco veces mayor que el costo de producción del hidrocarburo.
La fuga de ingresos al Estado fue estimada por la Defensoría del Pueblo en 1.800 millones de pesos para los años 1997, 1998 y 1999.
Naftas con "sopa"
La triquiñuela "clásica" para evadir al fisco consiste en hacer "sopa" con el combustible. Es decir que al líquido que proviene de refinería se le agregan índices descomunales de solventes (entre ellos, el benceno), los cuales están exentos del ITC al ser de uso industrial. Sin embargo, se calcula que todos los meses se desvían 20 mil metros cúbicos de solvente, que se emplearían para hacer la "sopa".
Según la investigación efectuada por la Defensoría del Pueblo de la Nación, de las 9.174 estaciones de servicio inspeccionadas en todo el país, se pudo establecer que en Santa Fe se vendió combustible con hasta un 34 por ciento de benceno, cuando el contenido máximo de aromáticos no debería superar el cuatro por ciento. Estados Unidos fijó un tope del uno por ciento para esta sustancia tóxica.
Mas aún, el dossier oficial confirma que de las inspecciones hechas en la zona 3 (que abarca Santa Fe, Corrientes, Chaco, Formosa, Entre Ríos y Misiones) se registró un 22 por ciento de las 661 estaciones de servicio relevadas que infringen los niveles permitidos.
Pero la maniobra no se cierne sólo en un perjuicio contra las arcas de la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip), sino que el daño se expande al medio ambiente y en consecuencia a los seres humanos.
"Está comprobado que el benceno es altamente cancerígeno y que puede provocar leucemia", alertó el defensor del pueblo de la Nación, Eduardo Mondino, quien anticipó a La Capital que "se pedirá al Ministerio de Trabajo la toma de muestras en los trabajadores de las estaciones de servicio, para ponderar el daño que este tóxico podría provocar en la salud".
En efecto, un experto de Naciones Unidas en hidrocarburos aseguró que el benceno provoca cáncer en los riñones, hígado, estómago y la sangre.
El pedido de investigación para seguir la "ruta" de las adulteraciones a combustibles proseguirá en la Afip y en la Secretaría de Energía.
Para Mondino, la adulteración de las naftas es producto de "una fuerte organización delictiva" y aseguró que se determinará si las maniobras "se producen en las estaciones de servicio o mientras los líquidos son transportados".
El funcionario aportó además otro dato revelador, que se desprende del informe. Se puede comprobar que existe un volumen anual de 3 millones de metros cúbicos de hidrocarburos cuyo destino no está especificado y "que es necesario investigar si fue comercializado en el mercado informal", subrayó el defensor del pueblo.
La contaminación que ejerce el benceno al ser liberado en el medio ambiente también reviste un carácter preocupante. "Las estaciones de servicio son los negocios que más dañan el ambiente en las ciudades", expresa el documento de la Defensoría, y agrega que "cada centro de expendio de gasolinas emite al año 18.500 litros de nafta al aire".