Damasco.- El jefe de la Jihad Islámica, Ramadan Abdala Shala, prometió "sangre y guerra" a Israel ante unos mil partidarios reunidos en un suburbio del sur de Damasco, capital de Siria, en respuesta al ataque del ejército judío el martes en Cisjordania, en el que murieron ocho palestinos. "La respuesta será con muertos, sangre y una guerra de la misma intensidad que la llevada a cabo por el enemigo sionista", afirmó ayer el líder de Jihad. Esta arenga se sumó a la realizada el miércoles por el grupo palestino "Brigadas de los mártires de Al Aqsa" -que depende del movimiento Al Fatah del presidente Yasser Arafat- quien amenazó con atacar a los "sionistas y sus aliados norteamericanos" en Israel y en el mundo.
Esta brigada de Al-Fatah advirtió que "las armas de los combatientes serán apuntadas contra objetivos en el interior de la entidad sionista (Israel) y en todos aquellos lugares donde se encuentren sus aliados norteamericanos", en respuesta al ataque mortal llevada a cabo el martes por parte de Israel en Nablús. El grupo prometió además "un castigo internacional sangriento a la pandilla sionista del presidente estadounidense George W. Bush para que pague el precio por su apoyo a los crímenes de Ariel Sharon".
El martes una operación militar israelí asesinó en Nablús a ocho palestinos: seis miembros del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), otra organización islamita radical palestina, dos de los cuales eran dirigentes políticos, y dos niños.
Otro que adhirió a la ira contra israelíes y estadounidenses fue el grupo guerrillero libanés Hezbolá. En un comunicado Hezbolá expresó que Estados Unidos comparte con Israel la responsabilidad por las muertes de palestinos durante los ataques israelíes e instó a los árabes a lanzarse a las calles en señal de protesta. "El gobierno estadounidense tiene la responsabilidad directa. Es un verdadero cómplice del crimen sionista a través del respaldo que le extiende a la entidad sionista y la justificación que le da a sus crímenes", expresó el comunicado.
Atentados frustrados
Sobre el terreno, la violencia comenzó a hacerse realidad. Un colectivero israelí impidió que su vehículo fuera objeto de un atentado suicida al descubrir a un joven con un bolso lleno de explosivos cuando intentaba comprar el boleto para viajar. "El muchacho despertó mis sospechas pues al preguntarle a dónde viajaba comenzó a balbucear; luego vi unos cables que sobresalían del bolso", explicó el conductor, Menashe Nuriel, que protagonizó un forcejeo con el joven para evitar que activara los explosivos.
El presunto suicida, de 16 años, llevaba los explosivos en un bolso negro y fue reducido por dos soldados que iban entre los pasajeros del colectivo, que se dirigía a la localidad norteña de Kiriat Shmoná.
Previamente soldados israelíes de una unidad de elite mataron a un palestino e hirieron a otro cuando iban a colocar una carga explosiva en la ruta del monte Eibal, del distrito cisjordano de Nablús, informaron fuentes militares. La víctima mortal fue identificada como Firak Abdel Hak, de 23 años, en tanto el herido, cuya identidad no se dio a conocer, huyó a la zona autónoma de Nablús bajo control de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
En otra operación de comandos israelíes aerotransportados, al sur de la ciudad palestina autónoma de Jenín, de Cisjordania, fue secuestrado un activista del movimiento Al-Fatah, Murad Sesherat, de 22 años, informaron fuentes palestinas. Los soldados israelíes descendieron en un helicóptero hasta un puesto de control de la policía palestina en la "zona A", junto a la aldea de Tamún, bajo dominio del presidente Yasser Arafat, según las fuentes.