La Haya. - Los crímenes se cometieron bajo la luz del día y ante numerosos testigos, pero sus autores no contaban con tener que rendir cuenta por ello algún día. Sin embargo, ayer fue condenado en La Haya uno de los responsables de los miles de asesinatos, malos tratos y expulsiones de musulmanes de julio de 1995 en el enclave bosnio de Srebrenica. No obstante, el proceso judicial por aquellos crímenes no ha sido todavía zanjado. El ex líder serbio-bosnio Radovan Karadzic y su jefe militar, Ratko Mladic, deben contestar todavía a las acusaciones. Ambos se encuentran prófugos de la Justicia internacional.
El término "limpieza étnica" es incapaz de describir con lujo de detalles lo que ocurrió hace seis años en el este de Bosnia. En la concepción política de los serbios no tenían cabida los ciudadanos de otras nacionalidades o convicciones. Si no eran serbios, tenían que desaparecer, aunque fueran vecinos desde hace generaciones y algunos hasta hubieran establecido lazos familiares.
Los musulmanes-bosnio y también en parte los bosnio-croatas habían sido declarados enemigos por fanáticos nacionalistas, que pusieron en marcha una mortal maquinaria para conseguir su expulsión y exterminio. Los indeseados fueron expulsados por miles de sus hogares, y saqueados y maltratados en pleno éxodo. Los artífices de la "limpieza" pretendían que los expulsados no quisieran volver al lugar que hasta entonces había sido su hogar. Y, si capturaban a un hombre en edad militar, se celebraba un "proceso rápido": en siete días asesinaron con armas automáticas a "entre 7.500 y 8.000 musulmanes".
Los investigadores tenían desde el principio claro que la masacre no se llevó a cabo en medio de un arrebato de ira. De lo contrario, no habrían sido fletados autobuses en gran cantidad para llevar a cabo la "evacuación". Tampoco habría habido excavadoras disponibles en aquellos lugares en los que posteriormente se erigirían grandes fosas comunes.
Los jueces también estaban claramente convencidos de otra cosa: la aniquilación de los hombres iba destinada a evitar que se volviera a formar una comunidad musulmana en Srebrenica. En opinión de los jueces, si no murieron más personas fue porque los responsables no tenían mayor capacidad asesina. Pese a todo, la masacre de Srebrenica está considerada la matanza de civiles más grave en suelo europeo desde el Holocausto judío, en la Segunda Guerra Mundial.
"Espíritus enfermos"
La "persecución de civiles musulmanes-bosnio por razones políticas, racistas o religiosas" fue desde el principio, en opinión del tribunal de La Haya, la intención de los líderes serbios. Las tropas bajo el mando del general Krstic siguieron las órdenes con precisión militar, pese a que el oficial declaró ante la corte que fueron "espíritus enfermos" los que idearon e implementaron los planes.
Los jueces siguieron la exposición de la fiscalía, de que el jefe de la unidad del Drina estaba informado de los fines que perseguían aquellas acciones. Aunque, como dijo, amaba su profesión de soldado, en el verano de 1995 se decidió por hacer el mal. Entonces, tiene una importancia secundaria el que otros tuvieran una mayor responsabilidad en el genocidio de Srebrenica.