Año CXXXIV
 Nº 49.190
Rosario,
viernes  03 de
agosto de 2001
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Desesperado plan de una misionera
Una monja embarazada simuló un secuestro para no ser descubierta
Es brasileña. Fingió durante los últimos tres meses de gravidez. Dejó a su bebé en una iglesia de San Pablo

Una monja brasileña que había quedado embarazada ideó un desesperado plan con la esperanza de no ser descubierta. Pero su intento para pasar inadvertida tuvo el efecto contrario: había llevado adelante la simulación de su propio secuestro durante los tres últimos meses de gestación de la criatura, pero la policía desbarató su intento. Ahora se declaró arrepentida y quiere a su hijo a su lado.
Temerosa de ser expulsada de la Congregación de Santa Edwiges, Luzia Benedita Postes, una misionera de 38 años en un barrio humilde de San Pablo, mantuvo en secreto su embarazo. Simuló su secuestro, amamantó tres días a su bebé y lo dejó después en la puerta de una iglesia.
Un religioso del templo Santa Cecilia, en el centro paulista, tomó al bebé y lo puso bajo los cuidados del servicio S.O.S. de Protección al Menor.
Durante los meses del "secuestro", la monja llamó a la Congregación, con voz distorsionada, diciendo que la habían raptado por error y que iba a ser liberada en breve.

Los papeles del niño
La policía, que ya sospechaba, ubicó el teléfono desde el cual fue hecho el último llamado y allanó el domicilio. Se trataba de una casa de pensión donde Luzia había permanecido oculta. Allí se descubrió un certificado de nacimiento de un niño, exámenes prenatales y el test del pie del recién nacido.
Cuando la religiosa regresó, ante las evidencias, no tuvo más remedio que contar la verdad. Así se supo que la monja se había enamorado diez meses atrás de un chofer, con quien mantuvo relaciones que culminaron con el embarazo.
"Fue un momento de debilidad, de desesperación y de conflicto, pero estoy arrepentida y quiero asumir mi error, quiero a mi hijo de vuelta", afirmó Luzia cuando le preguntaron qué la había impulsado a ocultarse.
En la Congregación, a la cual ingresó hace 10 años, hay un ambiente favorable al perdón.
Pese a eso desde la misión religiosa su comportamiento mereció reproches. "Ella rompió el compromiso de castidad. No compartió su conflicto y optó por una solución equivocada; pero vamos a reflexionar sobre lo ocurrido", dijo la madre Catarina, coordinadora del barrio de Heliópolis de la Congregación, donde trabajaba Luzia.
En tanto la policía sustancia un sumario por falsa comunicación de delito y abandono de menor, mientras la Justicia deberá decidir si la mujer tiene derecho a criar su bebé.


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