Ante la problemática del trabajo infantil rural, el Ministerio de Trabajo, la Federación Agraria Argentina (FAA) y la Unión Argentina de Trabajadores Rurales (Uatre) firmaron un convenio para organizar controles conjuntos tendientes a erradicar y prevenir el trabajo infantil en zonas rurales.
La iniciativa establece la creación de una subcomisión que deberá elaborar y presentar un programa nacional para atender el problema, ante la Comisión Nacional para la Erradicación del trabajo Infantil (Coneati), dependiente del Ministerio de Trabajo.
"Es importante que el país tenga una posición realista frente a este tema. Que el trabajo infantil existe y que la situación es grave y que depende de un compromiso de la sociedad que evite que los chicos abandonen la escuela", advirtió Halperín, quien destacó el rol del Estado es garantizar los derechos de los niños de no ser explotados, de acceder a la salud y a la educación.
Para ello, el convenio establece la coordinación conjunta entre el gobierno, sindicatos y empresarios agropecuarios para facilitar la capacitación de los inspectores para detectar el trabajo infantil y derivarlo a organismos especializados.
El objetivo, dijo Halperín, es "reintegrar a los chicos al sistema escolar, a través del sistema de sustitución de ingresos y asignaciones familiares, documentarlos (a través del Ministerio del Interior) y dar capacitación a los maestros de las zonas rurales" para que el trabajo infantil deje de ser una cuestión aceptada culturalmente.
Compromiso de Uatre
En tanto, los representantes de Uatre se comprometieron ante el Ministerio de Trabajo a poner en marcha la denominada libreta rural, que obliga a registrar a todos los trabajadores rurales y en caso de detectar irregularidades "derivarlos a la comisión de erradicación del trabajo infantil que decide qué solución encarar".
Entre las propuestas que se analizan figuran también una "campaña de marketing social" que apunte a denunciar ante la opinión pública los productos que son fabricados con trabajo infantil, una experiencia que, señalan, podría haber servido para denunciar el caso de las pelotas cocidas por mano obrera esclava infantil en Pakistán que generó un repudio generalizado en todo el mundo.