Aunque nadie se anima a ponerle la firma, todos los sectores vinculados a la licitación reconocen que el fenómeno de recesión que atraviesa la Argentina afecta indirectamente el valor de venta del activo. "La situación de crisis puede incidir en el precio, aunque se trata de una concesión larga, de 35 años, con lo cual los grupos miran inversiones estratégicas y no la coyuntura", explicó una fuente cercana al proceso. En rigor, el precio del activo se fue desinflando paso a paso desde que se anunció la venta. A priori llegaron a sonar valores cercanos a los mil millones de dólares, una cifra que se ajustó a 700/800 cuando se comenzó con el trabajo fino de la licitación hasta 500 en este escenario recesivo y con la última pauta tarifaria. "Se analizan variables de más largo plazo", explicaron analistas del mercado. "La recesión es un un problema que hace al tamaño del mercado. Uno no puede evaluarlo en seis meses o un año, sino en 15 o 20 años. Y existen fundadas esperanzas de que la economía retome los niveles de otros años". Por otra parte, "el tema del riesgo país está asociado a la tasa de interés que paga la Argentina cuando sale a buscar plata en el exterior, pero en este caso no se trata de salir a buscar créditos, con lo cual el proceso no está sujeto a riesgo", explicaron. El único riesgo que afecta el valor del negocio es "la estabilidad jurídica", coincidieron los analistas.
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