Gabriel González
La unidad de negocios latinoamericana del poderoso grupo norteamericano AT&T empezó a prestar servicios hace pocos días en el mercado rosarino. La telefonía es uno de los pocos rubros que se mantuvo activo y movió inversiones a pesar de la complicada situación económica que atraviesa la Argentina. A pesar de la incertidumbre, la mayoría de los nuevos competidores del sector se lanzaron al interior del país para competir por la frutilla del postre del negocio, el segmento corporativo. AT&T es uno de ellos y viene con una apuesta fuerte, los 45 kilómetros de fibra óptica que le permite abastecer a 300 edificios corporativos de la ciudad. La Capital dialogó con Alejandro Rossi, presidente de AT&T Argentina SA, quien se sumó al megagrupo tras haber sido fundador y Ceo de una empresa local de la misma actividad, Keytech LD. A contramano del discurso dominante en torno al desarrollo de las telecomunicaciones en la Argentina, Rossi plantea que son necesarias las regulaciones. Plantea como ejemplo el caso chileno, donde tras una década de desregulación sin límites se volvió a un mercado concentrado sólo en torno a un par de operadores. La clave, asegura el ejecutivo, es abrir el grifo para que se sumen competidores pero al mismo tiempo monitorear que los nuevos jugadores garanticen ciertos niveles de inversión, para que el sistema perdure en el tiempo. -¿Qué plan de inversiones están ejecutando? -Nuestras inversiones están supeditadas a las informaciones que reciben los accionistas, pero el plan se viene desarrollando tal como estaba programado. Sí podemos decir que hemos tendido una red troncal de fibra óptica de 337 kilómetros desde Buenos Aires hasta Rosario, y desarrollamos 45 kilómetros de fibra óptica en la ciudad que se construyeron en tiempo record. Esta compañía tenía en julio del año pasado 16 empleados y hoy estamos cerca de los 400. El año pasado no teníamos ni un centímetro de fibra óptica y hoy tenemos casi 1.600 kilómetros de ductos ya construidos y 800 kilómetros de fibra óptica iluminada, fue una explosión fascinante. En Estados Unidos no nos creían, al punto que nos dieron un cronograma para cumplir con este despliegue, que era seis veces más largo de lo que tardamos en concretarlo. Ellos hablaban de 180 días y terminamos brindando servicio en apenas 32. Y es un orgullo enorme porque lo hizo un grupo integrado por todos argentinos, con una edad promedio de 27 años, y que se empezó de cero a partir de un plan de negocios que llevó un año acordarlo con AT&T. -¿Qué objetivos tienen? -Nosotros tratamos de transmitir con toda franqueza cómo vemos el negocio, que es bastante diferente a la visión de otras compañías. Y le explico por qué. Primero, porque hay una manera de trabajar diferente, más ágil y concentrada en encontrar una solución hecha a la medida el cliente. Para nosotros Rosario no es un punto más al que hay que llegar, sino que llegamos acá para que el mundo pueda ser visto desde Rosario. Lo único que hacemos es facilitarle al agente económico que vive en Rosario el acceso al resto del mundo, en comunicación de voz, datos e Internet. -Lo mismo que dicen ustedes ya lo dijeron otros jugadores. ¿Cuál es la diferencia? -Hay que probarnos. En todas las soluciones con las que salimos al mercado probamos originalidad. A pesar de que el discurso pueda ser parecido, en los hechos probamos que somos diferentes. Un ejemplo, el 8 de noviembre salimos con la oferta de servicios de larga distancia nacional e internacional. Pese a no tener la plataforma que construyeron otros con una década de trayectoria logramos soluciones creativas, como que el usuario residencial de cualquier parte del país pague la misma tarifa para comunicarse a cualquier destino y a toda hora y día. A las pymes les estamos cobrando 8 centavos el minuto y a 15 centavos para residenciales. -¿Y cómo les fue? -Muy bien, de hecho fuimos la compañía por la que mayor gente optó en el segmento de empresas, hoy tenemos 10 mil clientes de los cuales 3.500 son empresas. En Rosario ya teníamos clientes que teníamos conectadas por medio de la empresa madre en Buenos Aires, y ahora nos lanzamos a ofertar entre las pymes. -Cómo los afecta la crisis? -En el corto plazo se observa una caída del consumo, pero una empresa como la nuestra no mira un plan de inversiones en el corto plazo. No analiza decisiones de invertir o no en infraestructuras de telecomunicaciones en el que los retornos son a muy largo plazo. Así que en el corto plazo vemos una caída del consumo, pero a mediano y largo plazo creemos que se podrá salir adelante, en la medida que podamos crear una nueva cultura de trabajo y una nueva economía todos juntos en el país. Somos optimistas. -¿Cambiaron cronogramas de inversión? -Sí, por supuesto, debimos postergar algunas inversiones, pero no cambió la estrategia final, los destinos donde estamos llegando con presencia importante siguen siendo los mismos. Claro está, si no hay consumo las inversiones se hacen más difíciles de justificar. Esto se lo hemos hecho llegar a las autoridades y distintos agentes económicos cuando se nos exige invertir sin un razonamiento que es el interés de nuestros accionistas. Por otra parte, la crisis genera, sobre todo en las pymes, una mayor atención en cuanto a evaluar las posibilidades de accesos a nuevas herramientas de competitividad. Ello genera una interesante oportunidad para desarrollar soluciones para las necesidades más críticas de las empresas. -En el contacto con el cliente ¿se sabe siempre de qué se está hablando? -No siempre y eso es un problema. Tenemos que tener gente calificada de nuestra parte, que sepa y pueda dar riqueza al cliente, explicándole cuales son los beneficios y las soluciones óptimas. -Los clientes se quejan porque esas soluciones suelen costar caro. -Los clientes son muy receptivos, y cuando existen costos extras por afrontar los acompañamos compartiendo con ese gasto. -Entraron a competir con empresas asentadas desde hace mucho tiempo. ¿Qué aspiran a conseguir? -La empresa a nivel mundial se dividió en diferente compañías operativas, y nuestra unidad es de negocios corporativos. En este segmento queremos ser líderes. -¿Van a prestar servicios de telefonía local a clientes residenciales? -No en el corto plazo, pero no lo descartamos. Se necesita más tiempo de madurez como compañía. La inversión no es un problema si se presenta un buen negocio, porque eso es lo que miran los accionistas, dependerá un poco del paso del tiempo y cómo evolucione la demanda. En el centro de nuestra estrategia está la oferta de productos de alto valor agregado, pero con el paso del tiempo este tipo de necesidades van a llegar también a los clientes residenciales. -¿Están conformes con el proceso de desregulación? -En general sí, pero faltan cosas. Falta agilidad en la resolución de algunos temas y falta también regular la competencia. -¿Cómo sería eso? -No quiero asustar con el término. Los mercados abiertos mostraron en muchos casos que terminan siendo nocivos para el propio usuario, como fue el caso de Chile. Al cabo de diez años de apertura, en Chile finalmente quedaron los mismos jugadores que existían al principio. Y también quedó la misma estructura tarifaria y la misma disponibilidad de servicios para usuarios que se tenían hace tiempo. -¿Y por dónde pasa la diferencia? -Hay que monitorear la competencia. Crear un equilibrio tal que permita la existencia de suficientes jugadores para que el usuario se beneficie, pero también la cantidad necesaria para que no desaparezca la competencia. Cuando visitamos a clientes de oficinas gubernamentales en Rosario, todo el mundo se quejó de los servicios que tenían. Hay una demanda insatisfecha que aún no está completada. Hoy hay espacio, pero si se abre totalmente es probable que colapse en algún momento. -¿Cuáles serían los parámetros a tener en cuenta? -Es muy importante priorizar las inversiones. Hay que desregular para que haya más competencia pero al mismo tiempo garantizar que se genere más inversión. Nosotros estamos compitiendo desde hace menos de un año y hemos hecho mucho más en instalación de fibra óptica que otros que están desde hace más de 10 años. Hay temas muy importantes por resolver, como la portabilidad numérica, pero resulta imprescindible que el ente regulador exija compromisos en materia de inversiones. Vinimos a competir, y si vienen más competidores está bien, pero las autoridades de contralor tienen que asegurarse de que sean serios.
| Para Rossi, no se cambiaron los objetivos estratégicos. | | Ampliar Foto | | |
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