Carlos Espinosa
Los destinos turísticos tradicionales del invierno patagónico son dos: la nieve y los deportes de montaña por un lado, y el paisaje marino con el avistaje de ballenas por el otro, itinerarios que muy pocas veces se combinan. Sin embargo, el viaje en automóvil hacia la región andina puede incluir primero la visita a un tramo de la costa rionegrina, con sus extendidas playas vírgenes y su rica historia. Para la directora de Turismo del municipio de Viedma, Sonia Fabri, "hay que entrar a la Patagonia por la puerta grande, por el portal de la historia y por la confluencia del gran río Negro con el mar". "El límite natural de la Patagonia es el puente sobre el río Colorado, a unos 150 kilómetros al sur de Bahía Blanca. Un par de kilómetros antes, hacia la izquierda, está la primera atracción del itinerario -el antiguo Fortín Mercedes- estratégico sitio en tiempos de la avanzada militar y actual santuario de Ceferino Namuncurá". En el museo de Fortín Mercedes está la urna con los restos del indio mapuche -beato, para la Iglesia Católica- con miles de seguidores en todo el país. Luego de cruzar el río Colorado y recorrer unos 120 kilómetros se llega a Carmen de Patagones, la última ciudad de la provincia de Buenos Aires en ese desolado confín. En la ciudad recostada sobre el río Negro está el Museo Histórico Regional, que acaba de cumplir 50 años, y también el antiguo casco urbano, de reminiscencias coloniales, con callejuelas que bajan por barrancas agrestes hacia el río. Del otro lado está Viedma, la capital de Río Negro. Ese curso, el más caudaloso de la Patagonia, sorprende a los viajeros por su grandiosidad y la transparencia de sus aguas. El cruce fluvial se puede hacer en auto, a través de un moderno viaducto autopista, y también por el antiguo y pintoresco puente ferrocarretero, que muy pronto cumplirá 70 años. Se trata de una estructura metálica fenomenal donde se proyecta construir un complejo turístico. Otra posibilidad es cruzar el río en el servicio regular de lanchas, medio de transporte habitual para miles de habitantes de las ciudades hermanas. Desde Viedma es necesario recorrer unos 30 kilómetros hasta el balneario El Cóndor, donde se encuentra el faro más antiguo de la Patagonia -aún en funcionamiento- donde el guardafaro explica a los visitantes cómo funciona el mecanismo de encendido. Siguiendo el camino de la costa, y pasando junto a los altísimos acantilados -algunos superan los 40 metros-, se llega al Centro de Interpretación Faunística de Punta Bermeja, paraje más conocido como La Lobería. Allí se encuentra la colonia más numerosa de lobos marinos de un solo pelo, donde mediante un sistema de pasarelas permite observar la vida cotidiana de los animales. Desde allí el viajero puede seguir hacia la Península de Valdés, para admirar el espectáculo de las ballenas francas, o dirigirse hacia la zona cordillerana. Si el destino es la nieve, el Tren Patagónico sale de Viedma lunes y viernes a las 18, y llega a San Carlos de Bariloche al día siguiente a media mañana. El tren propone un viaje placentero, en asientos pullman o en camarotes, y dispone de restaurante y un salón donde se proyectan películas. El servicio incluye el transporte del auto, cenas y desayunos.
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