Rodolfo Parody
Por los aires deambuló el balón, caprichoso, sin que nadie se dignara a ponerlo contra el piso y a darle un trato cordial. La pierna fuerte y la lucha matizaron la tarde que Argentino tuvo su presentación de local en el certamen de Primera B Metropolitana, y donde desnudó los inconvenientes para lastimar a su rival, en este caso San Miguel. La fórmula del pelotazo fue el recurso que utilizaron los salaítos, que de tan repetitivo resultó ineficaz. Y tuvo que aparecer una jugada fuera de contexto para que la monotonía reinante recibiera una bofetada. Fue el instante en que el ecuatoriano Bagüí le hizo una burla a la mediocridad general y estampó un golazo. Pero el regocijo duro poco porque Magallanes usufructuó uno de los pocos descuidos de la defensa rival para equilibrar el resultado, que no se movería más. La benevolencia que se debe tener a la hora de analizar el funcionamiento de Argentino pasa por el poco tiempo que la dupla Machetti-Craiyacich viene trabajando con el plantel. A favor de los entrenadores es que el equipo ya tiene su sello distintivo: el orden. Rara vez el salaíto fue vulnerado, y sus interpretes respondieron con acierto, bien escalonados y atentos a los intentos de su oponente. Argentino tuvo la saludable intención de atacar, progresando por los extremos y soportando las brusquedades de San Miguel, ante un árbitro contemplativo que no juzgó las acciones con rigurosidad. Así los de barrio Sarmiento optaron porque cada infracción culminara en un centro al área, que tenía como principal destinatario a Stachiotti. Si bien los de barrio Sarmiento prefirieron el juego aéreo, la apertura llegaría por otra vía. Bagüí capturó un rechazo, y desde lejos sacó un derechazo que se clavó en el ángulo. Antes de que Argentino tuviera tiempo para manejar el resultado a su favor, cometió uno de los pocos errores gruesos de la tarde. El pase cruzado de Bernués encontró absolutamente sólo a Magallanes, quien remató abajo para poner el empate. El resto sobró. Agazapado, San Miguel dejó venir a un irresoluto Argentino, que tuvo carencia de ideas. En ese juego anodino uno de los pocos que intentó algo distinto fue Bagüí, pero estuvo demasiado solo. Las ambiciones de Argentino fueron muriendo con su incapacidad ofensiva. Trocó lucha por creación y cielo por tierra. El tiempo lo habilita para encontrar su mejor forma futbolística.
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