El temor a una cesación de pagos de la Argentina recrudeció ayer entre los inversores, luego de que la calificadora de riesgo crediticio Moody's bajara la nota de la deuda soberana a un nivel apenas superior al que preanuncia lisa y llanamente un default. La noticia, combinada con la resistencia del Senado a aprobar a libro cerrado el proyecto de ley de déficit cero que envió el gobierno, melló el ánimo de los especuladores bursátiles y financieros, que vendieron acciones y bonos en forma suficiente para hacer subir el riesgo país unos 120 puntos y derrumbar el índice Merval de la Bolsa porteña en un 2,47%, aunque con un reducido volumen de negocios.
La contraofensiva del Ministerio de Economía no se hizo esperar. El viceministro Daniel Marx se reunió de urgencia en Estados Unidos con la cúpula del Fondo Monetario Internacional (FMI) para acelerar los desembolsos del blindaje. El secretario legal y técnico del Palacio de Hacienda, Alfredo Castañón, aclaró que las demoras legislativas para tratar el ajuste de sueldos y jubilaciones no afectan al plan de déficit cero porque ya está en vigencia el decreto del Ejecutivo. Y el propio Domingo Cavallo aportó lo suyo al acusar a los sectores "ultraconservadores" norteamericanos que quieren destruir al Fondo Monetario de agitar el fantasma del default argentino.
Tanta parafernalia verbal fue, sin embargo, menos efectiva que la sentencia de Moody's, que por otro lado fue la consultora que mejor trató a la Argentina durante el gobierno de Fernando de la Rúa. En todo caso, al único funcionario que escucharon los brokers y banqueros fue al titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip), Héctor Rodríguez, quien confesó que la recaudación de julio iba a ser un 4% menor que la del mismo mes del año pasado (una fuente del organismo agregó poco después que, en realidad, la caída sería del 6%).
Con este panorama, el mercado, que había comenzado en tono pesimista por la decisión de los senadores de posponer el tratamiento del proyecto de ley de déficit cero, no ahorró gestos de disgustos. En la Bolsa porteña, el índice Merval bajó 2,47%, aunque vale decir que operó con un magro volumen de negocios (11 millones). La corriente vendedora fue mayor en los títulos públicos. El bono Global 2008 fue uno de los más castigados con una caída en su precio del 8,8%. Esta malaria impulsó al riesgo país, que se ubicó en los 1.510 puntos.
Un operador de la city porteña señaló que la decisión de Moody's de bajar la calificación de la Argentina al terreno de las inversiones "extremadamente especulativas" (Caa1), fue el tiro de gracia. "La nota no representa técnicamente que nos hayan declarado en default pero nos pone en las puertas de ese escenario para la consideración internacional".
El experto se mostró preocupado porque esta decisión abre las puertas a que calificadoras como Standard & Poor's y Fitch sigan por el mismo camino y admitió: "Es muy difícil revertir esta situación y lamentablemente ya circulan muchos informes de casas y bancos de inversión que dan por descontado que la cesación de pagos es un hecho en el corto plazo".
En la consideración de Moody's, la deuda argentina pasó la zona de las notas B (riesgo medio), a las C, en la que habitan los deudores poco prestigiados (está un escalón debajo de Ecuador y al mismo nivel que Moldavia y Pakistán). En un comunicado emitido desde Nueva York, la consultora dijo que la reducción de la nota "refleja un significativo incremento en el riesgo de default para la Argentina, asociado con un deterioro en la posición financiera del gobierno".
"Somos conscientes del esfuerzo que se está haciendo en la Argentina para tomar todas las acciones para evitar un default, pero consideramos que ese esfuerzo cada vez deberá ser mayor", admitió la firma.
La réplica de Cavallo
El ministro de Economía contestó ayer a estas especulaciones ratificando ante un grupo de corresponsales extranjeros que la argentina no devaluará ni entrará en default. Cavallo atribuyó los rumores a las apuestas que determinados inversores hicieron contra la Argentina y a que existen "grupos ultraconservadores" que pretenden que el FMI deje de prestar asistencia financiera a los países en problemas.
El jefe del Palacio de Hacienda dijo que mantiene la aspiración de crecer un 5% en el último trimestre del año y que se está negociando un canje de Letes con los mercados locales pero no una renegociación global de la deuda.
Mientras Cavallo hacía declaraciones, el viceministro Daniel Marx se reunió en Washington con el presidente del Fondo Monetario Internacional (FMI); Horst Köhler; el subdirector gerente del organismo, Stanley Fischer, y el titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias.
Durante el encuentro, calificado de "informal", se trató la posibilidad de que el organismo internacional acelere la revisión del programa fiscal argentino y adelante un desembolso de 1.200 millones de dólares comprometido en el marco del blindaje financiero.
"Si es necesario la Argentina pedirá al FMI la aceleración de los desembolsos previstos en el programa de vigente con la institución", dijo Marx, quien evitó dar más precisiones al respecto.
El viceministro prefirió destacar los resultados de su gira estadounidense, en concepto de apoyos recogidos. Señaló, en tal sentido, el respaldo "del gobierno de Estados Unidos, que se reflejó en las palabras de elogio del subsecretario del Tesoro de ese país, John Taylor".