Un muchacho de 26 años denunció que dos agentes de la comisaría 3ª lo golpearon con brutalidad en esa seccional luego de detenerlo por un tema menor: los efectivos lo apresaron con la excusa de que no tenían los papeles en regla de la moto en la que se desplazaba.
A las 6.30 del miércoles 11 de julio, Jorge Daniel Sisa había concluido su jornada de trabajo como ayudante de cocina en un bar de Balcarce 356. Cuando se disponía a subir a su moto Jiang de 100 cc para regresar a su casa de la zona sur de la ciudad llegaron caminando al lugar dos policías y le pidieron la documentación del vehículo. Lo que parecía un control de rutina se convirtió en un calvario para Jorge.
"Me pidieron la tarjeta verde (de la moto) y el carné de conducir, pero como no los tenía les ofrecí la documentación de la agencia que me vendió la moto y el boleto de compraventa. Ellos insistieron en llevarse la moto a pesar de que les expliqué que no tenía la transferencia a mi nombre porque no había terminado de pagarla", explicó Sisa, en la sede de la Asamblea por los Derechos Sociales (ADS) desde donde se patrocina su denuncia contra los agentes.
Luego de una "discusión" con los policías, Sisa accedió a ir a la comisaría 3ª para aclarar su situación a cambio de que la moto no fuera incautada por los efectivos. Pero cuando Jorge apenas había transitado unos pocos metros, fue esposado por los uniformados, según él, sin un motivo aparente.
Entonces, los dos efectivos y Sisa caminaron los 100 metros que los separaba del móvil en el que se desplazaban los agentes y a bordo del vehículo se dirigieron a la seccional de Dorrego al 100.
Pero Jorge nunca imaginó que la detención se transformaría en una odisea. "Cuando llegamos me empujaron en un calabozo y cuando estaba boca abajo lo primero que hicieron fue sacarme la billetera". El muchacho había cobrado 166 pesos del medio aguinaldo y los agentes, según él, se apoderaron de 102.
Después Sisa fue trasladado a "otro cuarto" y allí los efectivos atacaron con brutalidad al empleado gastronómico, a pesar de sus súplicas para que no lo agredan. "Me pegaron puñetes en la cabeza y patadas en la pierna, pero no entendía por qué lo hacían si yo no los había insultado".
Luego de la golpiza, los policías llevaron a Sisa a un baño y allí los golpes que recibió le provocaron somnolencia. Jorge durmió algunas horas, pero cuando despertó se encontró con una sorpresa desagradable: ya no tenía una cadena de oro, las zapatillas y un cinturón. A esa hora las secuelas de los golpes ya habían quedado registradas en su cuerpo. La cabeza hinchada, un corte debajo de un ojo y un hematoma en una pierna denotaban la golpiza que había sufrido.
Doce horas después y cuando ya se había producido el cambio de guardia, Sisa recuperó la libertad, aunque no pudo denunciar en la seccional el faltante de dinero y de otros elementos porque los agentes "se negaron a hacerlo".
Una semana después del hecho y cuando el muchacho superó los miedos, Sisa denunció el suceso que le había tocado vivir ante el juez de instrucción de feria Jorge Eldo Juárez. El magistrado dispuso que el muchacho sea examinado por el médico forense, que constató las lesiones que sufrió.
Por otra parte, Sisa identificó a uno de los policías que lo agredieron como el subcomisario Martínez, que aparentemente revista en la comisaría 3ª.
Cargos "inventados"
Según fuentes de la investigación, en el sumario policial el muchacho fue acusado por resistencia a la autoridad y por alcoholemia, aunque Sisa negó que estuviera "borracho" el día de su detención. "Los resultados del análisis (de alcoholemia) que me hicieron todavía no los conozco", aseguró.
En tanto, Aníbal Faccendini, integrante de la ADS, indicó que denunciarán el caso en la Dirección de Asuntos Internos de la policía provincial y solicitará una audiencia al ministro de Gobierno, Angel Baltuzzi, para plantearle el caso convencidos de que "el accionar ilegal e ilícito de estos policías viola la Constitución nacional, el Código Penal y tratados de jerarquía constitucional que protegen los derechos ciudadanos".