Fernando Toloza
"Goya, luces y sombras de un genio", de Carlos Saura, llega mañana a los cines de Rosario. La película cuenta los últimos años de vida del pintor español en su exilio francés, desde donde repasa su existencia dedicada a la pintura, al amor y los asuntos políticos. Goya está interpretado por Francisco Rabal, y José Coronado representa al pintor en sus años de juventud. El gran atractivo de la película es la recreación del mundo del pintor, un trabajo para el que Saura obtuvo la ayuda inestimable del director de fotografía Vittorio Storaro, y que desde el estreno de "Goya..." en España no hizo más que recibir elogios. El gran pintor escapa de España hacia Burdeos, Francia. Tiene muchos años encima y muchos malos recuerdos de intrigas palaciegas. En Burdeos están los españoles liberales y allí se dirige Goya, junto a su última amante, Leocadia (Eulalia Ramón, la esposa del director Carlos Saura), y la hija adolescente de ésta, Rosario (Dafne Fernández). Convencido de que se tratan de sus últimos años, Goya comienza a contarle su historia a la joven Rosario, a quien adopta como hija propia. En el camino hacia Burdeos Goya atraviesa la guerra desatada en España, de donde toma inspiración para "Los desastres de la guerra". Para armar esta escena el director Carlos Saura contó con el apoyo del grupo La Fura dels Baus, logrando lo que se anticipa como uno de los momentos de mayor impacto estético de la película. El Goya viejo recuerda al Goya joven, especialmente al que amó a la Duquesa de Alba, interpretada en el filme por Maribel Verdú (la actriz de "La buena estrella"). La Duquesa es la mujer más fascinante de su tiempo: con su seducción es capaz de dar vuelta los asuntos del poder, pero también es temeraria y la conspiración de sus enemigos encuentra en ella varios puntos vulnerables que sabrá aprovechar, para desgracia de la duquesa y del propio Goya, quien ve en la mujer al amor de su vida, a pesar de las grandes diferencias de rango, que imposibilitaban un romance corriente. La aparición de la duquesa en la vida de Goya es decisiva y ella se ve en el lugar que ocupa en sus memorias, y también en su obra, ya que la noble fue la inspiración para la "Maja desnuda", una de las obras que más renombre le reportaron a Goya. A pesar de que es un proyecto de toda la vida, Carlos Saura da en el este filme un paso al costado y se pone en un respetuoso segundo plano para que brille el talento del director de fotografía Vittorio Storaro. Después de su estreno en España, no se hablaba de otra de cosa del genio con que el italiano había recreado el mundo de uno de los mayores pintores españoles de todos los tiempos. Storaro, que colaboró, entre otros, con Bernardo Bertolucci y Francis Ford Coppola, aseguró que el color fue un recurso narrativo más, y que verlo así es necesario para entender la película: "Goya ha sido visualizada como un camino a través de la memoria. El filme comienza en un dormitorio donde Goya recuerda toda su vida. La escena es presentada como un pasaje interior, el que se convierte en un pasaje a través del interior de nuestras vidas. Un pasaje hacia las mentes conscientes e inconscientes, a través del color. Para un pintor, como para un cineasta, el color es una emoción bien precisa, que nos ayuda a recordar cada momento de nuestras vidas. Es como hacer un paralelo entre la vida y la luz. Es como un simbolismo. Yo traté de contar la vida de Goya a través de sus memorias y explicar a través del uso del color cómo el color influenció en esas memorias". Goya nació en 1746 en Zaragoza, España, y murió en 1828, en Burdeos, Francia. Sobrevivió a cuatro reyes polémicos, vivió la ocupación francesa de España por el hermano de Napoleón Bonaparte. Fue pintor de la corte y cronista de los horrores de la guerra. Su sordera hizo que tuviese una relación de especial concentración en su pintura, y desde que perdió la audición su obra, se asegura, cambió de rumbo. Tuvo numerosas amantes y fue perjudicado por sus enemigos de la corte, lo que finalmente lo lleva al destierro. Con un modelo eminentemente literario (desde "La muerte de Virgilio", de Herman Broch hasta "Las memorias de Adriano", de Marguerite Yourcernar, o la latinoamericana "La muerte de Artemio Cruz", de Carlos Fuentes), la película recupera todo el potencial de personaje que tuvo Goya en su vida larga, fecunda y problemática, donde la pintura ocupó, hasta el final de sus días, el lugar más destacado, con una clara convicción que lo convirtió en el maestro de las generaciones venideras y de los primeros vanguardistas del siglo XX.
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