Año CXXXIV
 Nº 49.184
Rosario,
domingo  22 de
julio de 2001
Min 7º
Máx 12º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Después de cinco años la banda vuelve al disco con "Cosecha propia"
Los Vándalos: "No buscamos pegarla, con un ensayo ya somos felices"
El líder del grupo, Popono, aseguró que pase lo que pase el grupo jamás va a abandonar Rosario

Carolina Taffoni

Después de cinco años sin editar, Los Vándalos volvieron al ruedo con su tercer disco, "Cosecha propia", como para certificar que su rock and roll sigue vivo. El grupo formado por Diego "Popono" Romero (voz), Cristian "Cata" Cataldi (bajo), Cristian "Larva" Bruscia y César Aguirre (guitarras), Marcelo "Chelo" Vanzetti (batería), Pablo Sanfilipo (percusión) y Augusto "Faso" Fazinni (saxo) decidió salir de su letargo discográfico con una producción independiente, otra vuelta de tuerca a su rock directo, entre desfachatado e irónico, que lo convirtió en una de las bandas locales más convocantes de la última década.
Con temas como "El indulto", "Cerveza" o "Tonight", Los Vándalos convirtieron su estilo de chicos malos en un clásico local que siempre vuelve a la esquina del barrio para festejar las bromas y burlarse de las prohibiciones. Su líder, conocido por todos como Popono, explicó a Escenario por qué la banda demoró cinco años en editar su tercer disco, habló del crecimiento musical del grupo, disparó contra las autoridades que prohíben los lugares para presentarse en vivo y aseguró que Los Vándalos, en once años, jamás dejaron de tocar.
-¿Por qué demoraron cinco años en editar el tercer disco?
-Porque después del segundo disco rompimos contrato con la compañía en la que grabábamos, no nos podíamos poner de acuerdo. Entonces ahí nos quedamos solos. Nos empezamos a manejar por nuestra cuenta, sin manager ni nada, pero nunca dejamos de tocar. Con nuestros discos habíamos ganado mucho público en los alrededores de Rosario, y nunca metimos menos de 300 personas por recital. El año pasado, en Central Córdoba, juntamos mil personas, y también llenamos muchas veces el Anfiteatro. El problema era que para grabar no nos alcanzaba la plata. En el 99 grabamos unos demos en El Camote, pero eso no prosperó. Después nos fuimos al estudio de Jorge Llonch, que nos abrió las puertas, y ahí empezamos a grabar el disco. Un amigo empresario se ofreció a bancar el CD y ahí decidimos sacarlo en forma independiente. Todo lo que ganamos en los recitales, durante un año, lo invertimos en el compacto.
-¿Presentaron el material a las grandes discográficas?
-Al principio, por intermedio de Llonch, teníamos contactos con las cinco multinacionales más importantes. Hubo también una propuesta del sello de Mario Pergolini. Pero después de analizarlo decidimos que nos convenía sacarlo en forma independiente, como lo hacen Los Piojos y otras bandas.
-¿Qué cambió en el grupo entre el segundo compacto y "Cosecha propia"?
-Desde que Cristian Moya (piano) y Mario Zillis (saxo) se fueron a Paraguay el sonido del grupo cambió, porque pasaron las guitarras al frente. Durante tres años nos olvidamos del piano y el saxo, y hará dos años incorporamos percusión y otro saxo. Ahí las cosas se equilibraron. En este nuevo disco, además, el Poyo (Cristian Moya) tocó el piano como invitado.
-¿Qué diferencias hay entre el nuevo álbum y los anteriores?
-El sonido es diez veces mejor y la mezcla es de más calidad. En eso tuvo mucho que ver Pablo Bauzá, que trabaja en el estudio de Llonch. Nosotros también estamos tocando mejor, aprendimos mucho en estos años, con tantos recitales encima. Antes hacíamos más blues y rock and roll. Ahora limitamos el blues y tocamos más funky y también reggae. Hay temas que tienen algo de blues, pero nos cansamos un poco de ese estilo, empezamos a descubrir otros ritmos, y nos entretenemos más variando. Nosotros compartimos los gustos musicales, y en los últimos años empezamos a escuchar a James Brown y a Bob Marley.
-¿Por qué el disco está dedicado a todas las bandas de Rosario?
-Ese es una especie de llamado para que nos unamos todas las bandas y empecemos a reclamar. El problema es el de siempre, que no hay lugares para tocar. En Central Córdoba no pudieron tocar los Bulldog. Si no podés actuar en vivo te tenés que ir de la ciudad, y eso es justamente lo que nosotros no queremos. Tenemos pensado juntarnos con los chicos de Bulldog, Scraps y los Hijos del Reyna, y muchas otras bandas, para ver qué podemos hacer.
-¿No hay lugares o hay prohibición?
-Hay prohibición. En algunos casos es porque los boliches no tienen la seguridad necesaria. Y además nosotros y otras bandas tenemos mala fama, y mal hecha. Andan diciendo que la gente hace quilombo y rompe todo en los recitales, pero no es así. En nuestros shows nunca tuvimos incidentes graves. Lo que pasa es que las autoridades son de otra generación, y ven a los chicos hacer pogo y se escandalizan, piensan que se están matando. Y el pogo es algo normal, alucinante. Es increíble, pero las autoridades nos siguen teniendo miedo.
-¿Por qué Los Vándalos se convirtieron en un símbolo del rock de Rosario?
-La verdad, no lo sé. Doce años atrás yo ni pensaba estar en una banda de rock. Quería ser jugador de fútbol, quería jugar de 9 en Central, ser goleador. Cuando yo entré a Los Vándalos la banda ya estaba formada. Eramos todos amigos del barrio. Necesitaban a un cantante y por descarte quedé yo. Me metí de caradura, pero no estoy para nada arrepentido.
-¿Cuánto les costó sobrevivir en estos 11 años?
-Muchísimo. Nos costaron mujeres, al principio. Plata nunca, porque la verdad es que siempre zafamos, algún dinero hacemos con los recitales. Pero nunca pudimos vivir totalmente de la banda. Todos trabajamos de otra cosa. Yo hace diez años que laburo en una droguería industrial, empecé con la historia del grupo (risas). Esta es la primera vez que nos largamos a hacer algo solos. Tenemos a amigos que nos apoyan espiritual y económicamente. Pero nosotros no nos comemos ninguna, salimos a pegar afiches.
-¿El público se renovó?
-El público es algo increíble, se está renovando todo el tiempo. También están los loquitos que nos siguen desde hace diez años. Lo que yo no entiendo es cómo los más pibes se enloquecen con temas tan viejos como "El indulto" o "Tonight". No sé de dónde los conocen.
-¿Cómo los afectaron las crisis económicas?
-Igual que a todos, nos trabaron la carrera. Aunque a pesar de la malaria que hay la gente igual nos sigue en los recitales. También hay que reconocer que tuvimos que bajar el precio de las entradas. En el 94 llegamos a cobrar 10 pesos y ahora cuestan la mitad. También tocamos por cuatro.
-¿En qué cambió la escena rosarina de rock en la última década?
-Ahora hay muchos más grupos, y de mejor nivel. Lo que cambió fue la música, ahora está el rap, el hardcore, gente que hace malabares en el escenario. Yo tengo muy buena onda con los de las bandas más nuevas, me siento respetado.
-¿Y el estilo de vida de ustedes se modificó?
-Algunos de los chicos de la banda tuvieron hijos, entonces aparecieron otras obligaciones. Hay más problemas para coordinar los horarios de ensayo. Pero a nosotros nadie nunca nos pudo parar. En estos diez años nunca dejamos de tocar. Y donde vamos llenamos. Y eso que ahora estamos en un nivel más under. Bueno, nunca salimos de ahí (risas).
-¿Les interesa conservar la imagen de chicos malos?
-Bueno... Ahora estamos más en nuestras casas, pero locura no nos falta.
-¿Están arrepentidos de no haberse ido a Buenos Aires?
-No, y no me iría ahora tampoco. No nos gusta. Yo no me movería de Rosario. Nosotros tocamos mucho en Buenos Aires entre el 92 y el 94, y ahora tenemos planeadas algunas fechas, porque allá hay lugares para tocar. Antes queríamos pegarla a nivel nacional y todo eso, pero en un momento nos dejó de importar. Nosotros con un ensayo ya somos felices.
-¿Podrían durar diez años más?
-Sí, totalmente. Diez años con Los Vándalos no fueron nada para mí. Se me pasaron volando.



El grupo editó su tercer CD de forma independiente.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Una historia de amistad y música en las esquinas
Un disco con estuche de lujo
Las letras del humo dulce
Diario La Capital todos los derechos reservados