El Etna, en la costa este de Sicilia, es el volcán mayor y más activo de Europa, y jamás fue un "gigante quieto". Una de sus más graves erupciones ocurrió en 1669, cuando las corrientes de lava llegaron hasta los pies mismos del volcán, a la ciudad de Catania y al mar, y perecieron 20.000 personas. Otras erupciones más o menos violentas ocurrieron en los años 1882, 1910, 1923 y 1928. El 12 de septiembre de 1979 perecieron nueve veraneantes al explotar uno de los cráteres. En los años siguientes hubo nuevas erupciones a intervalos irregulares, en su mayoría ocasionadas por tapones de lava que obstruían los cráteres. El volcán entró de nuevo en erupción en diciembre de 1991, cuando ríos de lava amenazaban con arrasar varias aldeas, logrando ser finalmente desviados mediante explosiones controladas.
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