El presidente de EEUU, George W. Bush, condenó duramente a los miles de manifestantes opuestos a la globalización que llegaron a Génova por la cumbre del G-8. Bush sentenció: "No son amigos de los pobres". El mandatario explicó en un discurso ante el Banco Mundial, "respeto el derecho de expresión pacífica, pero que no haya error: los que protestan contra el libre comercio no son amigos de los pobres. Los que protestan contra el libre comercio se niegan su mejor esperanza para escapar de la pobreza". Sus afirmaciones implicaron un aumento de la retórica del gobierno de Bush contra las protestas y una muestra de preocupación por el impacto de las manifestaciones, algunas veces violentas, en contra del comercio y la globalización. "El estándar de violencia se está convirtiendo en un hecho moderno de las reuniones y en una parte desafortunada de las cumbres, no por los manifestantes sino por los otros, cuyo objetivo no es realizar una protesta pacífica sino infligir violencia de forma intencional", aseguró el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer.
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