Mauricio Tallone
Los jugadores de Central interrumpen el tedio de la concentración en Villa Carlos Paz con la excusa de la merienda. Con las cejas unidas en un punto imaginario, Daniel Quinteros ha salido a ver qué pasa. Pero hay algo en él que refuerza sus representaciones de chico malo que se lanza al ataque con las armas de un personaje temperamental. El Negro, comprometido a irse de boca cada vez que el Patón ocupa un lugar preferencial en la escena, se asemeja a un león enjaulado. A medida que entra en confianza fuerza los barrotes para despacharse a gusto con alguna ironía: "El ciclo del Patón es pasado, el presente se llama Jota Jota", dice sin el menor recato. -Evidenciás un humor muy distinto al de la última pretemporada, en la que Bauza no te tenía en cuenta. -Sí, es cierto. En ese momento no quería hablar con nadie porque no me sentía bien. Pero el fútbol siempre te da revancha y hoy estoy disfrutando de otras cosas. -¿Qué sentiste cuando te enteraste de la renuncia de Bauza? -Reconozco que sentí una sensación de alivio terrible. No me puse contento porque no me gusta que la gente se quede sin trabajo, pero sabía que si venía un técnico nuevo iba a tener la chance de empezar de cero y que sólo me iban a analizar por mi rendimiento dentro de la cancha. Igualmente esto no significa que con otro entrenador voy a ser titular, pero por lo menos voy a pelearla en igualdad de condiciones. Apenas me enteré de la renuncia de Bauza le dije a mi representante que quería quedarme en Central. Sólo me hubiera ido si Bauza seguía, era él o yo. -Después de aquel entredicho que tuviste con Bauza, ¿llegaste a sentirte nuevamente útil dentro del grupo? -A pesar de lo que me pasó siempre me sentí titular. Si bien es cierto que el ánimo que tenía jugando de titular no era el mismo que cuando me tocó salir del equipo, yo sentía que mi presencia era muy importante para mis compañeros. Interiormente sabía que no estaba jugando por una decisión extrafutbolística. -¿Se puede decir que con la ida del Patón te sacaron del freezer? -Sí, puede ser. En ese momento estaba bastante mal porque hacía poco que había sufrido ese entredicho con Bauza y directamente me colgó. No jugué casi ningún partido y recién regresé frente a River. Después de esa pelea decidí adoptar un perfil bajo y no hablar con nadie, estaba con tanta bronca que preferí guardarme algunas cosas que pensaba. En la vida siempre hay que aprender de los errores y Bauza me recriminó lo que había dicho hasta el último día que estuvo en Central. Yo sabía que si no estaba jugando en primera era por un castigo del técnico, aunque siempre entrené con todo. -¿Sentís que nunca te perdonó que hayas dicho que él te había defraudado? -Por como se dieron las cosas es evidente que nunca me perdonó. Cuando yo dije eso fue porque lo sentía, ahora que pasó el tiempo estoy seguro de que me usó. Me tuve que bancar muchas injusticias, pero el tiempo da revancha y el que está arriba es justo para todos. -¿Le guardás rencor? -No, de Bauza no me quedó nada. -¿Es muy duro lo que estás diciendo? -Sí, pero la situación no tenía retorno. Otro año de convivencia hubiera sido terrible. Te repito, era Bauza o yo. Pero esto que digo no tiene nada que ver con que yo me creía un jugador importante, simplemente no podía estar conviviendo con un técnico que no me ponía porque había tenido un entredicho con él. Yo quería jugar y tener continuidad. -¿No creés que te faltó hablar a solas con él y aclarar la situación? -No, porque interiormente sabía que no tenía nada que decirle. En su momento cuando tuvimos la pelea hablamos y cada uno dio su postura y dejamos las cosas ahí. Aunque sigo insistiendo en que se equivocó. En ese momento yo defendí lo que sentía, pero lo que más me dolió es que me haya recriminado delante de mis compañeros. Me la banqué y opté por no hablar nunca más con él. Pero el fútbol da muchas vueltas y cuando las obligaciones mandan los rencores siempre quedan de lado. -¿Qué querés decir con esa frase? -Que cuando a Bauza le convino ponerme de titular, me puso. -¿En qué oportunidad? -Y cuando la gente me pedía o cuando el compañero que tenía en ese puesto no podía jugar. -¿Con quién estuvo la gente en ese momento: con vos o con Bauza? -Conmigo, el cariño de la gente es lo más lindo que me dejó esa etapa con Bauza. En el último partido contra Belgrano me ovacionaron y cada vez que me cruzaban por la calle me demostraban su afecto. Cuando la gente te pide por algo será.
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