En medio de la profunda crisis política, fiscal y financiera, la suba de casi 40 dólares que acumula el precio de la soja desde el mes de mayo puede convertirse en una luz de esperanza para la castigada economía regional. En cálculos teóricos, el salto que pegó la oleaginosa significa un ingreso extra de unos 300 millones de dólares, aunque esto debe ser tamizado por el propio impacto de la caótica situación general y por el hecho de que sólo el 30% de la supercosecha de 25 millones de toneladas sigue en manos de los productores. En síntesis, la soja se subió a un tren pero no está claro que alcance para mover la actividad económica en Argentina.
La suba fue anticipada por algunos ya a fines del año pasado, a raíz de algunos datos fundamentales que indicaban la posibilidad de un aumento de la demanda a nivel mundial. Entre ellos, la prohibición europea de utilizar harinas de origen animal para alimentar el ganado, a raíz de la crisis de las vacas locas. Esa prohibición, que fue prorrogada en los últimos días, empujó la demanda de harina de soja.
Con las alzas y bajas propias del mercado internacional, el nuevo panorama de precios comenzó a dibujarse en el mes de mayo, con las primeras noticias de problemas climáticos en Estados Unidos, el principal productor mundial de la oleaginosa, y China. Sin embargo, fue la baja relación stock/consumo a nivel internacional la que hizo explotar el mercado.
Más allá de algunos problemas climáticos que obligaron a "abandonar" unas 200 mil hectáreas sembradas con soja debido al exceso de humedad, la cosecha 200/2001 redondeó unas 25 millones de toneladas. Santa Fe sigue liderando la producción con casi un 30% del total, aunque ese porcentaje se eleva al 60% cuando se toma en cuenta que hacia Rosario fluye la cosecha de toda la zona núcleo pampeana. En la zona están también las principales plantas de molienda y los puertos de embarque.
¿Esto significa una mejora económica para la región? Eso está por verse. Por un lado, gran parte de los productores ya vendieron a menor precio y, por otro, la crisis general mantiene aletargadas las decisiones de inversión para el resto del año. Ahora, cuando la siembra de trigo está a full (aunque con el menor gasto en insumos posibles), comienzan las primeras proyecciones de intención de implante para la próxima campaña gruesa.
Los primeros números dan cuenta de un aumento de alrededor del 30% en el área a sembrarse con este grano y también señalan cierto movimiento en la búsqueda de más campos para arrendar, sobre todo con soja temprana.
La racha alcista de la soja de las últimas semanas concentra muchas expectativas en medio de un escenario recesivo donde abundan las caras largas y los conflictos. Con cierta ironía, algunos operadores de la plaza granaria, señalan que en este momento lo único que sube en el país es la soja y el riesgo país. Y esto último genera más preocupación que expectativas.
A pesar del último informe del Departamento de Agricultura de EEUU, adverso a las estimaciones de menor producción mundial que se esperaban, los valores del grano continuaron en aumento. La razón que encuentran los analistas es que la demanda sigue firme para granos y subproductos y que el factor de empalme, que creó un tipo de cambio diferencial para la exportación, está operando como una palanca a nivel doméstico.
La esperanza
Para los analistas de plaza, los incrementos que se registraron durante los últimos 70 días para la oleaginosa no tienen antecedentes en el marco de situaciones globales adversas, incluyendo la severa crisis económico-política por la que atraviesa el país.
En este clima de "euforia sojera", se especula con la posibilidad de que ese plus genere un movimiento económico en la región. Según los cálculos del economista Jorge Bertero, la diferencia acumulada en estos últimos tiempos puede significar alrededor de 300 millones de pesos extra que podrían circular por la región.
"Con buenos rindes y un valor de 148 pesos, el colono ya tenía una rentabilidad asegurada, ahora llegando a los 190 se acumula un plus", indicó el economista.
Bertero es optimista en relación al movimiento que puede significar en la economía regional y que en efecto, Rosario, podría percibir esa inyección de actividad económica. "Si bien es una ciudad mas bien industrial, el productor de la zona suele venir de compras o mandar sus hijos a estudiar", agregó.
La pregunta del millón entre los analistas es cuánto hay vendido de los 25 millones de toneladas de la cosecha 2000/2001 y ahí las cifras indican que sólo un 30% queda en mano de los productores (unas 9 millones de toneladas).
"El productor que no está endeudado y la pudo guardar, ahorra en soja", expresó Bertero.
Héctor Vidal, presidente de la Cámara de Insumos Agropecuarios de Santa Fe, no presentó un panorama demasiado optimista ya que en su sector la actividad se encuentra algo paralizada por la situación marco del país."La poca gente que se quedó con soja la guarda para ver si sube más y el trigo que se está sembrando no tiene demasiada demanda de insumos, entonces la gente no compra",
Desde la Cámara de Maquinaria Agrícola, su presidente, Enrique Bertini, coincidió con la idea de que hay cierta espera en la decisión de compra de maquinaria, uno de los objetos más "deseados" por los productores."El colono siempre se queja pero hay mucha confusión con todas las medidas económicas de los últimos tiempos, entonces deciden esperar", indicó Bertini. De todos modos, considera que en un futuro no muy lejano ese bonus extra que generará más movimiento en el sector
La Ciudad
