Año CXXXIV
 Nº 49.171
Rosario,
domingo  08 de
julio de 2001
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Formas de hablar con la tradición
Una mirada sobre la literatura cubana

Rubén A. Chababo

Hay un episodio que tiene lugar en los días en que transcurre el exilio de José Martí en los Estados Unidos y que gira en torno a un abrigo olvidado en un perchero y el derrotero que ese abrigo emprende por el mundo. El cubano Antonio José Ponte supo reconstruir-inventar la huella de esa errancia y hacerla espumar, como diría Lezama, en un ensayo magistral que es el que le da el nombre a esta reunión de voces preocupadas por pensar la literatura cubana.
Mónica Bernabé y Marcela Zanin, investigadoras y docentes de la Universidad Nacional de Rosario, completan con sus indagaciones críticas este libro fundamental que penetra e interroga con sabiduría aquellas zonas y dilemas centrales de la literatura producida en Cuba a lo largo de los siglos XIX y XX.
Siete ensayos en los que las obras de José Martí, Virgilio Piñera, y José Lezama Lima refulgen bajo tres miradas críticas preocupadas por analizar sus respectivas poéticas al tiempo que por ponerlas en relación con la poderosa historia cultural de la isla que encuentra, en la prosa fundacional de Martí y en el monumental proyecto origenista, dos pilares ineludibles a la hora de pensar conceptos esenciales para ese campo político-cultural como son los de tradición e insularidad.
Acaso el mayor y más destacable de los alcances de este libro sea el modo con que sus autores se atreven a interrogar la tradición literaria cubana, la manera en que atraviesan los territorios sacralizados por la crítica y la inteligencia con la que logran rearticular algunos conceptos que parecían intocables o incuestionables y que pueden ejemplificarse o resumirse en el gesto provocador con que Antonio José Ponte "hunde" al Apóstol Martí en el lodo de las discusiones literarias, arrebatándole al Estado el patrimonio exclusivo de su interpretación y desciframiento. Un gesto que a su modo también realiza Mónica Bernabé en "El cielo del paladar", ensayo en el que se piensa el lugar del vacío y la nada en la cultura cubana, y que puede ser visto como una más que sugestiva propuesta de lectura en torno al lugar de los cuerpos en la cultura cubana, (tanto los políticos, como los poéticos), ambos marcados -como el encadenado cuerpo martiano-, a la urgencia y los devenires del tiempo histórico.
Volviendo al recuerdo de aquellas tertulias habaneras en las que Virgilio Piñera gustaba de cocinar -poema de Valéry mediante- para sus amigos poetas, o a la delectación de las barrocas mesas desplegadas en el Paradiso lezamiano, Bernabé consigue interpretar, en contrapunto con los ensayos de Fernando Ortiz, aquello que la comidas -o su ausencia- dicen, poéticamente, de una cultura obsesionada por abolir el horror vacui como amenaza constante de su historia.
Es la misma Historia -y los posicionamientos que para algunos intelectuales ella exige- la que también hace oír su voz en las acaloradas polémicas sostenidas entre Virgilio Piñera y Cintio Vitier y que Marcela Zanin revisa leyendo las míticas páginas de la revista Orígenes y los capítulos de Lo cubano en poesía, estableciendo un interesante contrapunto con la disparatada visión existencial que arrojan los cuentos de Piñera. Un ensayo que narra un episodio que de algún modo anticipa los debates que tan sólo unos años más tarde habrán de marcar a fuego las discusiones literarias en la isla entre aquellos interesados en sostener el valor de la ficción por la ficción misma y los que reclamen una escritura menos cargada de desesperanza existencial.
En definitiva puede decirse que "El abrigo de aire" no es un libro más en la ya variada bibliografía dedicada a pensar Cuba y su literatura sino una poderosa propuesta escrituraria que se instala, por la fuerza y sagacidad de sus visiones, en lo mejor de la tradición crítica literaria latinoamericana.



José Lezama Lima es uno de los autores visitados.
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