Carolina Taffoni
Charly García sigue atendiendo el teléfono de su casa como cualquier hijo de vecino, pero su actitud de semidiós siempre al borde, recostado eternamente en su cama, no ha cambiado. Esa es la imagen que eternizó García en los últimos años, además de etiquetas como "constant concept", "Say No More" y "maravillización del sonido", especie de consignas de campaña electoral que lo mantuvieron vivo como artista y como personaje. Ahora García suena entusiasmado con su último chiche como si realmente se tratara de algo nuevo: el disco en vivo de Sui Generis, "Si", una especie de holograma que lleva como subtítulo un "(detrás de las paredes)". En charla con Escenario, explicó el largo proceso de producción de ese álbum, dijo que Nito Mestre debería llevarse un Oscar a mejor actor de reparto, admitió su apoyo a Carlos Menem, defendió la vigencia de "Say No More" como una filosofía de vida y disparó contra los críticos, la cumbia villera y los que se ríen del presidente. -¿Por qué estuviste enfrascado durante cuatro meses en la producción del disco en vivo? -Porque en realidad no es un disco en vivo, es un disco nuevo. Hay canciones como "Tango en segunda", que están tan bien tocadas, que crearon un clima tan especial sobre el escenario, que casi ni las toqué. Pero a las otras busqué hacerlas como las grabaría yo ahora y como se las cantaría a una pendeja de quince. Como el estudio me gusta mucho, aproveché todas las innovaciones tecnológicas digitales para jugar con ellas, y después ponerlas de nuevo en analógico y devolverlas al concepto Say No More. Yo hice algo que no se hace nunca, que es grabar cuando se masteriza, porque la masterización recién se hace cuando el producto está terminado. Puse mucha pasión en ese proceso, porque estoy seguro de que este disco va a quedar en la historia. Yo no quise hacer una recopilación de éxitos, de esas que te venden por dos mangos. Yo quise hacer un disco de Sui Generis que fuera una continuación de aquella época hippie y demostrar que ese espíritu no murió, que las canciones siguen polenta y que nosotros estamos muy bien para interpretarlas de nuevo. -¿Cómo viviste la gira con Sui Generis? ¿Cómo te llevaste con Nito? -Fue muy gracioso, porque Nito parece un chico calmo, pero no tiene nada que ver con eso, es superansioso. Y después de tanto tiempo, volver a shows tan grossos, lo shockeó. Pero Nito se comportó muy bien, creo que podría haber ganado el Oscar a mejor actor de reparto (risas). Mantuvo muy bien su disciplina para lograr dar lo máximo. El no puede ni salir de noche, ni beber, ni fumar. Hace una vida casi monacal. Y yo estoy despierto toda la noche y duermo de día. Así que nos veíamos solamente en el escenario y en las conferencias de prensa. Yo creo que debe ser muy jodido no poder ir a una fiesta, no poder tomarte una cervecita, y después encima tener que cantar esas 25 canciones ante tanta gente. Pero Nito se la bancó. Con Nito no tenemos que hablar mucho, nos comunicamos telepáticamente. -¿Qué te parecieron las críticas a "Sinfonía para adolescentes"? -Los críticos, los apresurados, esos que ya tienen la crítica hecha antes de que salga el disco para sacarla al otro día en el diario, no le cazaron la onda. Estos dos discos de Sui Generis pueden servir de fondo para cualquier fiesta animada, es cierto, pero también tienen toda una historieta. Los críticos nunca estuvieron conmigo. En la época de Sui Generis decían que éramos unos blanditos, porque no éramos heavies, y éramos mirados como unos mariquitas. Ahora que yo puse una instrumentación más Marilyn Manson, más heavy y sinfónica, dicen que era mejor antes. No hay pito que les venga bien. -¿Los discos de Sui Generis te acercaron a tu público más viejo o lo siguieron alejando? -Mi público más fanático, que son las pendejas y los pendejos, trajeron a los padres. Es un proceso del ser humano coparse con la música en la adolescencia. Después, cuando pasan los 25, en general, compran los discos solamente como consumidores, escuchan dos temas y ya está. Pero cuando sos adolescente, los discos como "Sinfonía", que tienen millones de capas de sonido, de historias y teorías, te llegan de una manera diferente. -¿Ya fue lo de "Say No More"? -Eso nunca se va a ir, porque es una filosofía de vida. Lo del brazalete es una forma de decir: bueno, ya hicimos la "V", ya quemamos la guitarra, ¿qué es lo próximo, poner una bomba en el escenario? No, nos ponemos el brazalete. Eso tiene un poco de la película "The Wall", donde el rock star se convierte en un monstruo porque la pared lo bloquea. Lo que yo hago tiene algo de ese personaje. El brazalete es una forma de demostrar que yo también tengo poder. Pero si yo quisiera usar ese poder para un fin tipo Hitler no creo que el público me deje. -¿Tener poder es hablar con (Carlos) Menem por teléfono? -No, yo solamente hablé con un amigo, de una. Lo llamé porque él me habló cuando yo estuve en cana en Rosario, sin ir más lejos. Cuando el mundo tira para abajo es mejor no estar atado a nada, pero viene bien que te den ánimo. Porque los del gobierno no se ocuparon de mí para nada, dejaron que me pasara cualquier cosa. -¿Lo vas a ir a ver a la quinta? -No, porque hay una delgada línea entre ser solidario, ser educado, y ser un chupamedias y querer figurar. Yo lo único que quería decirle como amigo es que se ponga bien. También hablamos un poco de su casamiento y de que él no estaba tan mal como yo cuando estuve en la cárcel en Rosario. -¿Pensás que Menem es inocente? -No lo sé. A esta altura no sé lo que significa ser inocente. Nadie es ni santo ni diablo. Cuando fui a la quinta de Olivos a tocar yo quería saber si él era humano. En un momento le tiré una mirada bien penetrante y no me pareció una mala persona. Yo de política no entiendo nada, espero que todo se resuelva con la verdad, después hablamos si la verdad fue justa o no. Lo único que sé de Menem es que el tipo es fan de mi música y mi relación con los fans es muy buena. Después lo que haga con su vida no me importa. -¿Te gustaba más el país del menemismo? -No, el país que más me gustaba pasó hace mucho tiempo. Me gustaba el país cuando yo lo veía desde chico, porque tenía dinero y alcurnia. El mundo era más tranquilo. Ahora todo es un quilombo, es una especie de reality show gigante, todos se critican entre sí. Eso me parece una porquería, esté Menem o esté cualquiera. En este momento la Argentina está en un sálvese quien pueda, por eso me parece una hipocresía agarrársela con Méndez, conmigo o con quien sea. Primero festejan al tipo que hace la joda, porque Menem era divertido, y después lo hacen mierda, como ahora lo hacen mierda a este presidente porque es aburrido. ¿Qué tendrá que ver? Ahora, cuando los encanan, todos se hacen los boludos. Hay que cortarla con la política y ser gente decente de una vez. -¿Que opinás de que se rían de los políticos y del presidente en televisión todo el tiempo? -Uno se puede reír del presidente un día, pero si se ríen todos los días están perdiendo el tiempo. ¿No tienen nada mejor qué hacer? Los que se ríen del presidente me parecen unos estúpidos, no son unos vivos. Antes, cuando estaban los militares, eras un héroe si le decías algo al presidente, pero ahora que todo vale no tiene ninguna gracia. Yo les decía a los militares en la jeta que eran unos hijos de puta. Estos que se ríen ahora del presidente son unos boludos. Patear al caído es de gente baja. Yo al lado de ellos soy un héroe de aquellos. -¿Cómo te convertiste en un artista irrompible? -Siendo fiel a mí mismo y no transando. Así se conserva la salud física y mental como para seguir tocando mucho tiempo. -Muchos creen que esa es solamente una imagen que vos vendés muy bien. -Están los que no quieren asumir esa verdad porque si no se matan. Ojo que yo no me creo inmortal, soy valiente, que es otra cosa. Y también tengo esperanza, lo cual hace que me destaque del resto. -¿Los excesos son un estilo de vida? -No sé, ahora se le dice exceso a cualquier estupidez. Nito tuvo un problema jodido, y por eso tuvo que parar. Yo gracias a Dios no tengo ese problema, el único exceso que tengo es exceso de ganas de vivir, creo que todo el mundo debería ser así, pero desgraciadamente hay mucha gente que está deprimida. -¿Por qué creés que se habla tanto de crisis en el rock nacional? ¿Por qué no surgen nombres fuertes y nuevos? -Compren el disco "Si" de Sui Generis, porque si el panorama del rock nacional es ese está buenísimo (risas). No surge nadie porque me ven demasiado lejos, entonces no intentan superarme ni pueden, y así desisten. Yo estoy a mil años luz de distancia. No hay grupos nuevos que me gusten, porque musical y poéticamente es como que ellos están en primero inferior y yo estoy en la universidad. Cuando salió Fito todos dijimos ¡guau!, pero hace rato que no surge nadie así. -¿Qué opinás de las letras de la cumbia villera? -Yo no le encuentro ninguna gracia como poética, más allá de lo moral. Una canción que dice "cocaína cocaína, pila pila" es cualquier cosa. Antes no había ninguna información. Antes no eran los villeros los que tomaban cocaína, era la clase alta. Antes si un pibe tomaba cocaína y se daba vuelta, nadie sabía ni qué decir, se podía morir ahí. Ahora por lo menos saben de qué se trata. -¿Qué les dirías a los jóvenes que se están yendo del país? -Que hagan lo mismo que los que vienen acá. Que aprendan el idioma del país donde están, que se instalen un negocio y se pongan a laburar. Nada más. Yo podría vivir mucho tiempo en Nueva York o en París, pero siempre tengo que volver acá, porque este es mi barrio.
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