Los brasileños se muestran sorprendidos ante el "lujo" de que disfruta el ex general golpista paraguayo Lino Oviedo en su prisión domiciliaria, una apacible mansión en el selecto barrio del Lago Sur de Brasilia, que pertenece a un primo suyo. El propietario de la casa busca aliviar el dolor del ex militar recluso llevándole grandes ollas de puchero, que el diario Jornal do Brasil describe como "una sopa paraguaya hecha con carne molida y legumbres". Mientras el Ministerio de Justicia decide si acepta o no el pedido de asilo político, el recluso disfruta de la excelente piscina de la mansión, ver películas en un televisor de 30 pulgadas y apreciar la comida que su primo le hace llegar. Entre sus vecinos se cuenta el ex dictador paraguayo Alfredo Stroessner, quien hoy tiene 88 años y sufre cáncer de piel, por lo que ha tenido que abandonar sus paseos por el vecindario. Aunque ambos son acérrimos enemigos políticos, no existe la menor la posibilidad de que se crucen al entrar a las mansiones en que viven, ni al salir de ellas.
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