El Parlamento holandés aprobó ayer por amplia mayoría la boda entre el príncipe heredero Guillermo Alejandro y su novia argentina Máxima Zorreguieta, prevista para el 2 de febrero de 2002. La aprobación de los legisladores holandeses se concretó luego de un intenso debate donde algunos parlamentarios expusieron sus reparos al casamiento dado que el padre de la novia, Jorge Zorreguieta, fue secretario de Agricultura de la última dictadura militar argentina y fue citado por la Justicia argentina en un caso de desaparición de personas (ver aparte). Sin embargo, la aprobación de la boda por parte del Parlamento -un requisito previsto en la Constitución holandesa para garantizar la sucesión del trono- se concretó por 226 votos a favor y 15 en contra debido a que el padre de Máxima renunció a asistir a la boda. Otro hecho que influyó en la votación favorable del Parlamento holandés fue el compromiso público asumido por Máxima Zorreguieta de criar a sus hijos en la religión protestante, algo que fue bien visto por el partido ortodoxo, que por esta razón modificó su voto en contra de la boda. Además, los parlamentarios tuvieron en cuenta la popularidad de la futura princesa argentina entre los holandeses, donde inclusive se menciona que supera a la de la reina Beatriz. En marzo pasado se anunció oficialmente el compromiso de la pareja en medio del debate por los antecedentes del padre de la novia. Ya la pareja había recorrido un camino muy difícil, pero en la Casa Real de Holanda ya están acostumbrados al revuelo político cuando se trata del matrimonio de sus futuros monarcas. Así fue cuando en 1936 la princesa Juliana se comprometió con el aristócrata alemán Bernhard zur Lippe Biesterfeld, y cuando en 1966 la hija mayor de la reina, la princesa Beatriz, contrajo matrimonio con el diplomático alemán Claus von Amsberg, que se llegaron a lanzar bombas de humo contra el carruaje de la pareja nupcial.
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