Los bebés que nacen mediante la fertilización in vitro parecen ser tan saludables psicológicamente como los demás niños, y en ciertos casos tienen un mejor desarrollo emocional, según un estudio realizado en Europa.
Más de un millón de bebés de probeta han nacido en todo el mundo desde que el método fue introducido hace 23 años. Aunque los primeros temores de que la fertilización causara niños deformes estaban equivocados, la atención se ha centrado ahora en la pregunta de si los niños de probeta sufren en el ámbito emocional y social.
La investigación presentada ayer en una conferencia de la Sociedad Europea de Reproducción y Embriología Humana ha encontrado que, hasta la llegada a la adolescencia, los niños tienen un desarrollo normal.
El estudio continuo, que abarca a 400 familias de Italia, España, Gran Bretaña y Holanda, está comparando el desarrollo psicológico de los niños de probeta y de aquellos concebidos a través de donaciones de esperma, frente a los factores observables en familias con nacimientos naturales o con niños adoptados. Los chicos tienen ahora entre 11 y 12 años de edad.
El doctor Hans Evers, presidente de la sociedad, dijo que los hallazgos son tranquilizantes, pero advirtió que es en la adolescencia cuando algunos problemas tienen mayores probabilidades de surgir.
"Pienso que no podemos excluir las alteraciones emocionales a la edad de 12 años", dijo Evers, quien no estuvo involucrado con la investigación.
Algunos expertos habían expresado temores de que los padres de los bebés de probeta fueran sobreprotectores o tuvieran expectativas poco realistas de sus niños. Temían también que los padres de niños concebidos con esperma donado fueran más distantes y no los aceptaran por completo como propios. Pero "contra las preocupaciones surgidas, estos niños muy deseados mostraron una buena adaptación y no había evidencia de problemas emocionales o conducta", dijo la responsable del estudio, Susan Golombok, directora del Centro de Investigación sobre Psicología Infantil en Londres.
En la investigación, las madres, los padres y los niños fueron entrevistados por separado. Las preguntas abordaron temas como la escuela, las relaciones con los padres y entre éstos. También los maestros de los niños fueron consultados sobre el comportamiento en clase o posibles problemas emocionales de sus alumnos.
Menos agresivos
En general, no hubo diferencia alguna en la salud psicológica o emocional de los niños e incluso en algunas áreas, sus condiciones parecieron un poco mejores, detectó el estudio. "Los niños de la reproducción asistida tenían menos probabilidades de ser agresivos con sus semejantes, que los niños concebidos de manera natural, y mostraron menos actitudes críticas y de rechazo de su madre y padre", dijo Golombok.
El estudio detectó también que los padres de familia que recurrieron a la reproducción asistida parecían tener relaciones más cálidas y menos autoritarias con sus niños.