Edward Helmore
Nueva York. - El senador republicano John McCain se está preparando para dejar el partido, algo que dejaría a la administración del presidente George W. Bush en estado de confusión. En una creciente distancia con George W. Bush y el ala conservadora dominante de los republicanos, fuentes del Senado dicen que la opinión del veterano de Vietnam McCain está considerando presentarse nuevamente a las presidenciales del 2004. Aunque la defección de McCain del partido no se considera inminente, se sabe que ha mantenido conversaciones con las figuras principales de los senadores demócratas, incluyendo a Ted Kennedy y al nuevo líder nuevo del Senado, Tom Daschle. El mes pasado desertó el senador republicano moderado Jim Jeffords, dejando al partido sin su estrecha mayoría en la Cámara y a la agenda legislativa de Bush en el caos. McCain, que triunfó ampliamente sobre Bush el año pasado en las primarias republicanas de New Hampshire, está estudiando atentamente al presidente para ver si éste asume una actitud más moderada antes de tomar su decisión. Si McCain no se impone en cuestiones como la reforma del financiamiento de las campañas políticas, sus asesores dicen que más que probablemente dejará al partido. Entretanto, McCain está buscando formar una facción moderada dentro de los senadores republicanos. Después de la defección de Jeffords, McCain advirtió a Bush en tono excepcionalmente duro, al decir que los republicanos debieron aprender a tolerar ideas diversas y que era "la última buena posibilidad del partido para crecer". Como muestra de qué tan cercano está McCain de desertar, y de la conversión ideológica que ha experimentado, basta decir que invitó a Daschle y a un número de demócratas de primera línea a su rancho de Arizona. Aunque sus asesores opinan que el week end en Arizona fue acordado con mucha antelación, los nerviosos republicanos han concluido que McCain está por lo menos en negociaciones para cambiar de partido. "Pienso que honestamente McCain no sabe qué va a hacer, pero está abierto a todas las posibilidades", dice el partidario de McCain y editorialista conservador William Kristol. Sus partidarios han acusado a la Casa Blanca de orquestar la misma campaña de mezquindades que provocó la defección de Jeffords, apartándolos de actividades políticas y excluyendo a McCain de las discusiones clave de los republicanos. En respuesta, los partidarios de Bush lo acusan de abandonar las buenas maneras para ofenderlos. En privado, un asesor de Bush comentó: "Hay un fuerte rechinar de dientes y manos apretadas. McCain ha creado mucho de miedo sobre McCain en la Casa Blanca".
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