Ignacio Badal
Santiago. - El presidente chileno, Ricardo Lagos, dijo que la herida abierta en Chile por las 3.000 víctimas de la dictadura militar nunca cerrará. El líder socialista aclaró, sin embargo, que la opinión dividida de los chilenos, respecto al régimen de facto que gobernó el país entre 1973 y 1990, no generará reacciones peligrosas. Incluso aseguró la suerte judicial del mayor símbolo dictatorial, Augusto Pinochet, es indiferente para el país. Tengo la "esperanza de avanzar sustancialmente, pero de cerrarlo no, porque creo que no lo cierras nunca. Esos temas no se cierran", dijo Lagos en una entrevista con Reuters en el Palacio de La Moneda. El mandatario reconoció que deberá seguir enfrentando la consigna "Verdad y justicia", pues sus propios votantes se lo piden. En enero del 2000 una muchedumbre que celebraba su triunfo presidencial se lo hizo ver cuando gritaba al unísono "¡Juicio a Pinochet!". "¿Y qué respondí yo?: Mi rol como presidente es garantizar que cualquier juez es libre para someter a juicio a cualquier persona y que las decisiones de ese juez se respeten", recordó. Lagos y su gobierno no han comentado los fallos judiciales, lo que le ha permitido un acercamiento a las fuerzas armadas, que aún ven en Pinochet a su líder natural. Sin embargo, cuando se le consulta por el tema, se lo ve relajado porque asume que, más que algunos aplausos o reclamos, la vida de Chile no cambiará por la suerte judicial de Pinochet. "Tiene poca trascendencia. "¿Tú crees que cuando salga este fallo, sobre la salud, va a producir algo en Chile? No, nada", afirmó. En su gobierno, insistió, Pinochet "no pesa nada".
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