"Las últimas medidas en general son buenas, aunque algún análisis me demuestre que a lo sumo empatamos". La conclusión del presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Enrique Crotto, es una aproximación bastante cercana a la sensación térmica que existe en el campo respecto de las medidas anunciadas por el ministro Cavallo. Los directivos de las empresas y entidades del sector estuvieron a full esta semana tratando de dilucidar el acertijo fiscal que instrumentó el gobierno, cargado de premios, castigos y, sobre todo, imprecisiones.
La modificación del tipo de cambio para el sector exportador es, hasta ahora, la medida más concreta que tiene el complejo agropecuario, que vende al exterior por 13.500 millones de dólares. Mientras el euro se mantenga bajo en relación al dólar, los exportadores recibirán más pesos por dólar exportado y, además, tendrán un incentivo para vender al Mercosur, destino para el cual no regían los reintegros. Esta expectativa se reflejó incluso, a principios de la semana, en el mercado de granos.
Eduardo Buzzi, titular de Federación Agraria, entendió que el reconocimiento del atraso cambiario por parte del gobierno es una buena señal, aunque también consideró que las medidas anunciadas "son tibias y llegan tarde".
Devaluar a medias
La creación del nuevo dólar, que por otra parte significa el fin o la drástica reducción de los reintegros, no tiene el mismo impacto en todas las cadenas. La Federación Citrícola de Tucumán, que representa entre otros a los principales exportadores de limones del mundo, anticipó que el resultado final de las medidas los perjudica. El principal destino de sus ventas es el Nafta.
A las empresas lácteas, la devaluación selectiva les significa una leve recuperación de competitividad para sus ventas a Brasil, donde colocan el 75% de las exportaciones.
En la industria procesadora de soja, que exporta por más de 4 mil millones, hay más cautela. Los reintegros para el grueso de sus ventas eran escasos: el 1,4% para los aceites crudos y nada para las harinas. A las firmas del sector les preocupa más el futuro del arancel que grava a las ventas al exterior de soja sin procesar (3,5%) y que es el único mecanismo de promoción industrial para el complejo oleaginoso.
En el orden fiscal, temen que la documentación de los créditos fiscales por IVA, unos 5 mil millones, alcancen a las deudas que mantiene la Afip con los aceiteros por la devolución del impuesto a los exportadores.
El acertijo fiscal
Las medidas impositivas constituyen hoy por hoy las principales incógnitas del sector agropecuario, que tendrá que pagar más por el gasoil, más por aportes patronales y más por el impuesto a las cuentas corrientes, un tributo que está haciendo estragos en la cadena. Por otro lado, desaparecen ganancia presunta e intereses y se permite el pago a cuenta de IVA y ganancias del impuesto al gasoil y de las cargas sociales.
En este punto, no está claro desde cuándo y en qué magnitud. Al hablar desde Asunción, el secretario de Agricultura, Marcelo Regúnaga, señaló que estos pagos a cuenta serán por el aumento y no por la totalidad. El titular de la cartera agropecuaria avanzó, además, sobre un aspecto que tiene en carpeta el gobierno: el cambio del régimen del IVA para la comercialización de granos.
Economía viene estudiando desde hace un buen tiempo esta modificación, que no encuentra un consenso absoluto en el sector ya que la acumulación de créditos fiscales si se reduce el IVA ventas puede ser fatal.
Enrique Lingua, especialista tributario, calificó de "peligrosa" la movida. "La reducción del IVA a la mitad sólo se puede pensar si se bajan las retenciones que se hacen a los productores (actualmente del 12%)", señaló.
El rediseño impositivo para el agro está en línea con la idea fuerza del ministro de basar el sistema fiscal en dos impuestos: IVA y ganancias. Por eso abrió la llave de los pagos a cuenta de esos tributos, que además induce a blanquear la comercialización, ya que el que evade IVA o ganancias no puede descargar las otras imposiciones.
Lingua advirtió que esa idea es interesante en la teoría, pero habrá que ver cómo responde el sector frente a la mayor presión fiscal ya que "si bien es cierto que se habilitan los pagos a cuenta, también es cierto que el aumento de impuestos y aportes primero hay que sacarlo del bolsillo".
En ese sentido, el terror viene de la mano del anunciado aumento al 12 por mil (incluyendo débitos y créditos) del impuesto a las cuentas corrientes.