Año CXXXIV
 Nº 49.157
Rosario,
domingo  24 de
junio de 2001
Min 6º
Máx 12º
 
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cartas
Eternamente gracias

Hay ocasiones en que las palabras no son suficientes para expresar lo que sentimos, sobre todo cuando se trata de agradecer. Desde hace un tiempo mi corazón pendía de un hilo, por lo que no quedaba otra opción que una intervención quirúrgica con un alto riesgo para mi vida. Encomendado a Dios y al padre Ignacio, me entregué al cuerpo médico de cirugía cardiovascular del Sanatorio Plaza, a cargo del doctor Tomassini. Allí no sólo encontré profesionales de un altísimo nivel sino un grupo de hombres y mujeres con una calidad humana inigualable, que con amor y buena onda hacen que el paciente y su familia se sientan siempre contenidos, sobre todo en los momentos más difíciles. En especial quiero destacar la humanidad y calidez del doctor Diego Pendino, a quien a pesar de tener edad para ser mi hijo lo siento como a un padre, porque creo que volví a nacer y él tiene mucho que ver en esto. Gracias a todos ellos, al doctor Gentile, mi cardiólogo, y a los que me dieron su sangre, hoy, a 10 días de la operación ya estoy en mi casa, donde si Dios quiere terminaré de recuperarme, y donde podré seguir recibiendo el incondicional cariño de mi esposa, hijas y nietas. Que Dios los bendiga a todos y gracias, eternamente gracias.
Osvaldo Piotto


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